Todavía reacomodando
libreros en mi casa (a este ritmo empiezo a creer que nunca voy a terminar),
llegué ayer domingo a la sección de Philip K. Dick. Libro tras libro llenando
varios anaqueles. ¿Lo primero que pasó por mi cabeza? “Tengo demasiados libros de Philip K. Dick”.
Por supuesto, sé lo que están pensando: “Armando, es imposible tener demasiados libros de Philip K. Dick”. Bueno, viendo
algunas de estas portadas y recordando viejas lecturas, eso de hecho resulta
discutible y es el punto de la postal de hoy.
Antes que nada debo aclarar
que soy lector incondicional de PKD de toda mi vida. De mis primeras lecturas
de niño fueron los libros de la colección Super-Ficción de editorial Martínez
Roca, y la primera novela que leí de estas fue una de Dick (supongo que me
gustó la portada). Me enerva cuando hablan de CF y mencionan a gente como
Asimov y no a PKD. ¿Cómo ignorar las obras maestras que contribuyó al género?
Habiendo dicho esto, es también difícil negar que Dick escribió no solo muchas
obras menores, sino unas muy malas. Varias, en realidad. Estoy consciente que existieron
muchas razones, claro (antes de que me empiecen a gritar). PKD escribió varios
de sus libros por razones monetarias apremiantes. Buscaba pagar la renta no
crear arte. Más de una novela la tuvo que acabar en menos de una semana. De
acuerdo. Eso no cambia el hecho que el señor escribió muchas novelas… no muy
buenas. En todo caso, seamos honestos. Existen incontables artículos sobre las
grandes novelas de PKD. Usualmente incluyen los mismos libros de siempre. UBIK, o la extraordinaria THE THREE STIGMATA OF PALMER ELDRITCH. La
inolvidable A SCANNER DARKLY, esa
obra cumbre de la esquizofrenia. Inevitablemente siempre hay alguna tesis sobre
DO ANDROIDS DREAM OF ELECTRIC SHEEP?
Por supuesto la obra maestra que es VALIS…
Es raro, por otra parte,
escuchar sobre sus otros libros (de
los cuales desgraciadamente hay muchos, muchísimos) como EYE IN THE SKY, o DR.
FUTURITY, o el abismal THE COSMIC
PUPPETS. Es casi como si no quisieran admitir que el maestro era capaz de
trabajo inferior. Peor aún, como si no quisieran que la gente se dé cuenta. Pero
en ese caso ¿para qué escribir otro artículo más echándole porras a los
sospechosos de costumbre? ¿Por qué no platicar sobre el otro PKD? El PKD olvidado que ni sus fanáticos más leales prefieren
recordar. Así pues, hoy no voy a hablar sobre MARTIAN TIME-SLIP, o TIME
OUT OF JOINT, de sus méritos y virtudes casi proféticas, o inclusive sobre
LA PENULTIMA VERDAD, el primer libro de Martínez Roca que me tocó leer hace ya
algunos ayeres, sino sobre algunos de esos otros títulos que a la mejor muchos
no han leído (con buena razón).
Curiosamente, habría que
recordar aquí que los gustos personales de Dick eran muy distintos a los de sus
lectores. En alguna entrevista Dick dijo que su obra favorita era THE MAN WHO JAPED. La verdad no tengo
idea por qué dijo semejante barbaridad, pero quién soy yo para discutirle. Al
mismo tiempo, en una carta de mediados de los 60s, Dick menciona que no le
gustaba mucho THE MAN IN THE HIGH CASTLE.
En fin, quizá como Henry James lo que Dick quería era la adulación de los
críticos mientras denigraba sus propias obras más exitosas. (Famosamente, James
no tenía una opinión muy alta de THE
TURN OF THE SCREW)
Lo peor de todo es que sí se pueden defender estos libritos. Aun
admitiendo abiertamente que no son obras maestras, ni cerca, no es necesario
esconderlos como los hijos feos que son. En mi opinión, aun entre sus obras
menores hay mucho rescatable. THE ZAP
GUN, por ejemplo, a pesar del título tan chambón, es muy divertida (aun cuando
es obvio desde la primera página
porqué nunca fue un clásico). Por amor a Dios, ¿cómo no puede gustarle a quién
sea una novela con esa portada? En mi opinión, necesitamos más portaditas así
hoy en día. Menos serias, por no usar otra palabra altisonante. Obviamente
alguna persona en el departamento de arte de Ace tenía un sentido del humor muy
peculiar. (Digamos que hay otras escenas en la novela que pudieron escoger como
imagen de portada, pero para qué hacerlo)
Hasta el biógrafo de PKD,
Lawrence Sutin, dice que VULCAN’S HAMMER
es “basura”, y estoy de acuerdo, pero debo confesar que me cae muy bien el
científico (el de la portada) que añora tercamente los días de la computadora
ya obsoleta modelo Vulcan II, y su constante paranoia ante la perfecta Vulcan
III. De igual manera me agrada el pobre diablo en DR. BLOODMONEY que iba a Marte, pero que se quedó atrapado en
órbita perpetua alrededor de la Tierra y que se la pasa transmitiendo canciones
y lecturas para los sobrevivientes de este futuro post-apocalíptico. Leer WE CAN BUILD YOU en una sola noche es
una experiencia alucinante (sobre todo porque uno se queda con la impresión que
Dick la escribió en una sola de sus noches de anfetaminas).
En resumen, a pesar de cierto
cariño nostálgico por varios de estos libros, es innegable que existen algunos
libros en la bibliografía de los que podría deshacerme con mucha tranquilidad,
y la verdad me irrita vagamente la actitud de algunas personas que insisten que
todo lo que hizo es una joya. Digo esto con cierta trepidación, por supuesto. Decir
que Asimov no me gusta como novelista de ciencia-ficción es ofender a personas
cuya opinión no me importa. Cuestionar a Dick es otra cosa muy distinta. Conozco
a más de un amigo muy querido (cuya opinión respeto) que probablemente me va a
enviar un mensaje privado después de leer esta postal. En cierta forma, espero
con ansia la discusión…