4) THE END OF ETERNITY de Isaac Asimov. Yo defendiendo un libro de Asimov… los compañeros de la Tertulia se han de estar riendo. Me siento desubicado, con la playera equivocada y sentado en el lado contrario del estadio, pero la verdad es que a pesar de ser eclipsada por sus libros de robots y de la Fundación ésta es quizá mi novela favorita del Buen Doctor. (No, no he olvidado THE GODS THEMSELVES). La premisa aquí es esencialmente la misma de todas esas historias de la “Time Patrol” de Poul Anderson (o de la nueva serie española EL MINISTERIO DEL TIEMPO). Un grupo de personas reclutadas a lo largo de la Historia para patrullar el Tiempo. Excepto que en este libro su trabajo no es el de evitar cambios y paradojas y mantener el status quo sino el de hacer por el contrario una serie constante de Mínimos Cambios Necesarios para lograr y mantener la Historia más prospera posible para la humanidad. Es decir, son como los monjes en esas novelas de Pratchett. El único detalle es que resulta que una Historia sin problemas no es quizá lo mejor para la humanidad… Algunos de ustedes recordaran que la monumental novela corta “Great Work of Time” de John Crowley tiene una trama muy similar (si vamos al caso, también THE CORRIDORS OF TIME de Anderson), y por supuesto Crowley es mejor escritor de lo que Asimov jamás fue, pero ni yo puedo negar que Asimov lo hizo primero. En todo caso, este libro lo leí de niño pequeño (esa edición de Martínez Roca, de hecho) y por eso admito que quizá le tengo demasiado cariño.
3) BID TIME RETURN de Richard Matheson. A la mejor el título no les suena pero, créanme, se la saben de memoria. Esta novela es más conocida por todo el planeta como SOMEWHERE IN TIME, el nombre de la película con el desaparecido Christopher Reeve que se basó en la misma y que a todos enamoró a principio de los 80s. (La música es particularmente memorable, y los que la han visto saben de lo que hablo). De hecho, las ediciones posteriores de la novela llevan ahora ese título en su portada. El libro no es tan meloso como la peli pero si acaso tiene más poder. En efecto es una historia de amor que trasciende el tiempo. En la novela (a diferencia de la película) el protagonista ya sabe desde el principio que está a punto de morir debido a un tumor cerebral. La razón por la que está en el viejo hotel es de hecho porque ahí quiere pasar sus últimos días, y es solo cuando encuentra esa vieja fotografía de una mujer del siglo pasado que su entusiasmo por la vida regresa. Su obsesión con esta foto es tal que investiga todo lo que puede sobre la mujer, y cuando averigua que ella tuvo una breve aventura con un desconocido se convence a si mismo que se trata de él. Aquí hay que aclarar que la novela no es ciencia-ficción. (En efecto, ganó el World Fantasy en el 76). El método que utiliza el protagonista para “regresar” al pasado es el equivalente ensalzado de la auto-hipnosis y nada más. Ya en el “pasado” conoce a la mujer y su fantasía se hace realidad… Hasta que encuentra una moneda del presente y la sorpresa lo regresa de golpe a nuestros días. Todo esto le menciono porque la novela nos deja al final con la amarga impresión que quizá todo fue el delirio dentro de la cabeza enferma del protagonista, si bien su hermano, que publica su diario en forma de la novela en nuestras manos, no está del todo convencido. Si, muy cursi, pero es un libro inolvidable si lo leen de adolescente.
2) UP THE LINE de Robert Silverberg. Otro libro que leí de niño y que también me trae recuerdos entrañables. Los años de fines de los 60s y principios de los 70s son considerados la edad de oro de Silverberg, escribiendo casi media docena de novelas por año, todas de asombrosa calidad literaria. Novelas como THORNS, o DYING INSIDE, o DOWNWARD TO THE EARTH, revolucionarias, innovadoras. Comparada contra esos libros, UP THE LINE es casi su novela olvidada de esa época, considerada como un mero divertimiento (igual que su ucronía THE GATE OF WORLDS, otra favorita personal de mi niñez). Todo esto quizá sea cierto, pero si me preguntan a mí, la única razón por la que no ganó el Hugo y el Nebula ese año fue porque tuvo la mala fortuna de competir contra THE LEFT HAND OF DARKNESS. La novela trata sobre una agencia turística que ofrece viajes a lo largo de la historia. Los agentes de la compañía, los guías turísticos de estos safaris temporales, deben tomar mil y una medidas para evitar paradojas (la crucifixión es tan popular que ahora hay miles y miles de espectadores, algo que me recordó a THERE WILL BE TIME de Anderson). Reglas y medidas que nuestro protagonista, irónicamente uno de estos guías, acaba rompiendo por “amor” (lujuria quizá sería más exacto)… amor por una antepasada suya. Algo que producirá la última paradoja posible. Ese detalle de enamorarse y tener sexo con el equivalente a tu abuelita acabo ofendiendo a varios lectores (uno pensaría que en los 60s la gente era más liberada), pero de niño yo ni enterado. Yo estaba demasiado fascinado con las esplendidas descripciones de Constantinopla durante los años de Justiniano, y sus pandillas callejeras, como para preocuparme por algo tan insignificante como un poco de incesto.
1) THE MAN WHO FOLDED HIMSELF de David Gerrold. Para los amantes de las paradojas ontológicas esta es quizá la novela que deben leer. Hasta a los fans del DOCTOR WHO de Moffat les daría un dolor de cabeza. Lo mismo que Heinlein hizo en cuentos cortos como “By His Bootstraps” y “All You Zombies” (no se vayan a perder de PREDESTINATION, la adaptación al cine que le acaban de hacer) Gerrold lo hace a lo largo de toda una novela. Quizá no es la trama más complicada de viajes en el tiempo, ese honor se lo dejaría yo a DINOSAUR SUMMER de Keith Laumer, pero no se queda atrás. En resumen, todos los personajes que aparecen en este libro, hombres y mujeres, jóvenes y ancianos, son la misma persona. El protagonista no solo tiene sexo consigo mismo sino que se acaba casando consigo mismo y eventualmente da a luz, por supuesto, a sí mismo. Es casi como si Gerrold quisiera mentarle la madre a todas esas historias y películas de viajes en el tiempo que advierten que uno jamás debe encontrarse a sí mismo en el pasado o en el futuro o algo terrible ocurrirá, y toma el camino opuesto. Dan es un misántropo desadaptado. Un hombre que, literalmente, solo parece capaz de relacionarse consigo mismo y, más aun, a amarse a sí mismo. Encarado con la oportunidad de viajar por el tiempo, en vez de escoger ir a momentos históricos o prevenir tragedias famosas, lo único que desea es hacer el suficiente dinero para poder aislarse por completo del resto de la sociedad. ¿Quién no se identifica con esto? Como Dan dice: “If each of us is happiest in the universe he builds for himself, does it matter?” Todo esto es llevado a su última lógica conclusión. Con un frenesí casi patológico, Dan explora todos los aspectos de su propia sexualidad. Por desgracia, las relaciones sexuales (aun consigo mismo) traen consecuencias y no le queda de otra más que madurar. Esta debe ser la bildungsroman más peculiar que jamás se haya escrito.
Como siempre, una rápida mención honorifica a HOW TO LIVE SAFELY IN A SCIENCE FICTIONAL
UNIVERSE de Charles Yu. Originalmente iba a estar en la lista pero, de
nuevo, quise agarrar un número arbitrario que no fuera cinco. También a DOOMSDAY BOOK de Connie Willis (aunque
el viaje en el tiempo ahí es tan solo una manera de viajar de B a A y nada
más), TIME & AGAIN de Jack
Finney (si les gustó el libro de Matheson, éste también les va a agradar
bastante), THE DOOR INTO SUMMER de
Heinlein y quizá AN AGE de Brian Aldiss,
que es más rigurosa que COUNTER-CLOCK
WORLD de Philip K. Dick, aunque al final ninguna de las dos es de viajes en
el tiempo.