jueves, 28 de junio de 2018

ADIÓS, NIÑO TERRIBLE


Veamos, en enero se nos fue Ursula K. Le Guin. Hace un mes nos abandonó Gardner Dozois. Hoy nos enteramos que Harlan Ellison acaba de fallecer. Alguien que me explique… ¿a dónde debo mandar mi queja? Tiene que ser uno de los peores años que yo recuerde. Harlan, ¡nuestro Harlan! Durante más de 50 años Harlan Ellison fue l’enfant terrible de la ciencia ficción. Aun cuando ya tenia el pelo canoso y la cara llena de arrugas, seguíamos viéndolo como el irreverente diablillo de la perversidad de la CF, sentado en nuestro hombro como en esa historia de Poe, susurrándonos ideas escandalosas. Hasta el final se comportó como un niño pequeño, para bien o para mal, haciendo berrinches y ciertas travesuras, no todas tan inocentes (que mejor no mencionaré aquí). Persona de carácter complicado y muy fácil de hacer enojar, pasó buena parte de su vida en pleitos legales, la mayoría de los cuales él mismo iniciaba. El clásico que “te decía la verdad en tu cara”, te gustara o no. En cierta forma, por eso lo queríamos. Pero no crean que esto es uno de esos casos donde les pido que ignoren al hombre para admirar su obra, donde argumento que hay que separar al artista de su arte. Porque la verdad es que Harlan Ellison era también una persona muy generosa y ferozmente fiel con sus amigos. El tipo de persona que “recibiría una bala por un amigo”. Jeffrey Ford mencionó hace unas horas en su muro de Facebook que cuando Lucius Shepard estaba muy enfermo al final de su vida, y las cuentas medicas se acumulaban una tras otra, varios colegas escritores se juntaron para intentar conseguir dinero y ayudarlo. Cuando Harlan se enteró, nos dice Ford, el pagó la cuenta completa y pidió que su nombre no fuera revelado nunca. Solo ahora tras su muerte, admitió Ford la anécdota. Leyendo mis redes sociales descubro poco a poco que historias como esta abundan, y no son la excepción sino la regla.

Eso, el hombre, pero ¿y su arte?

Ni por dónde empezar. Hay escritores a los que recordamos por sus cuentos cortos y no por sus novelas. Bradbury era quizá el ejemplo más conocido. Sturgeon quizá, aunque en efecto logró escribir un par de novelas muy buenas. Ellison era definitivamente este tipo de escritor. Quizá nunca escribió una novela memorable, pero a ninguno le importaba eso por la sencilla razón que nadie, pero nadie, escribió cuentos tan buenos como Harlan Ellison. Existen una multitud de colecciones, claro (y con suerte, ahora van a salir más debido a esta tragedia), pero si me preguntan a mí, el libro que necesitan conseguir es el famoso THE ESSENTIAL ELLISON que sale en la foto. Sí, ya sé que existe una edición “actualizada” de 50 aniversario, todavía mas grande, pero la verdad la verdad ninguno de los relatos nuevos me convence. Me quedo con esta versión. Es en este monstruo de más de mil páginas donde van a encontrar todos los relatos que recuerdan o los que necesitan leer en el lamentable caso que nunca lo hayan hecho. Desde “I Have No Mouth, and I Must Scream” hasta “‘Repent, Harlequin!’ said the Ticktockman” (uno de los diez cuentos más veces reimpresos en el idioma ingles), desde “A Boy and His Dog” hasta “Jeffty is Five”, pasando por clásicos como “Shattered Like a Glass Goblin”, “Pretty Maggie Moneyeyes”, “Adrift Just Off the Islets of Langerhans” y, por supuesto, mi favorito personal de toda la vida “The Deathbird”. (Quizá la única gran ausente es “The Beast that Shouted Love at the Heart of the World”). ¿Acaso existen relatos con títulos más poéticos que cualquiera de estos? Ellison ganó casi una decena de Hugos por su ficción corta, más cuatro Nebulas, cinco Bram Stokers, dos Edgars, así como el World Fantasy Award, entre otros tantos. Es decir, escribía en el género que le diera la gana, y lo hacía mejor que cualquiera.


¿Es necesario mencionar DANGEROUS VISIONS, la antología que editó en 1967, quizá el libro más importante en la historia de la ciencia ficción? Un verdadero llamado a las armas. Un intento por destruir los convencionalismos que se habían fosilizado en el género desde la Golden Age. Un autentico parteaguas en la historia del género, imprescindible para cualquiera que se jacte de ser lector de CF. Si jamás lo han leído no tengo idea qué hacen en mi blog. “The Prowler in the City at the Edge of the World”, su propia contribución a la antología es muy buena, pero lo que recordamos es el libro en sí, el impulso revolucionario detrás del mismo, que cambió la forma de escribir ciencia ficción para siempre, condenando a la Vieja Guardia (Asimov admitió que no se sintió capaz de escribir un cuento para el libro) al cementerio de dinosaurios donde pertenecían ya desde hacía mucho tiempo.


¿Es necesario mencionar que el único guion que escribió para STAR TREK, “The City on the Edge of Forever” es considerado aun hasta el día de hoy como el mejor episodio en toda la historia de la franquicia? Ellison se acabó peleando con Roddenberry (por supuesto), y nunca escribió nada más para la serie, pero el episodio ahí sigue, como tributo de lo que pudo haber sido. ¿O mencionar que su guion que escribió para THE OUTER LIMITS, “Demon With a Glass Hand” está incluido en la lista de Los 100 Mejores Episodios en la Historia de la Televisión? ¿O quizá mencionar que su otro guion para la misma serie, “Soldier”, fue plagiado por James Cameron (algo muy común en este director) para hacer una película que a la mejor han visto llamada THE TERMINATOR? Por supuesto, Ellison lo demandó y ganó el juicio. Supongo que podría platicar sobre su trabajo en THE TWILIGHT ZONE de los 80s, donde el episodio “Shatterday” (basado en un cuento suyo), protagonizado por un entonces desconocido Bruce Willis, es quizá el más memorable de toda la serie. El único otro candidato que se me ocurre sería el episodio que él mismo escribió, “Paladin of the Lost Hour”. O su trabajo en los 90s en BABYLON 5. Etcétera, etcétera.

Anécdotas como las de Lucius Shepard se mezclan con su pleito con… básicamente todo mundo. Genio y figura, como ahora dicen de Maradona. No lo aceptaríamos de cualquier otra forma. Lo único que puedo añadir es que me habría gustado conocer en persona a Harlan Ellison. No estoy seguro que nos habríamos caído bien, pero aun así me habría gustado. Descansa en paz, niño terrible.

lunes, 28 de mayo de 2018

ADIOS, GARDNER. GRACIAS POR TODO


Como siempre, es triste desempolvar el blog porque se acaba de morir alguien a quien admiro tanto desde hace años. A veces parece que lo único que hago es actualizar la lista de obituarios. Ayer en la tarde que estaba grabando el episodio más reciente de los Verdhugos, nos enteramos que Gardner Dozois había fallecido. La noticia me pilló por sorpresa ya que Dozois apenas tenía 70 años. No un joven, pero de ninguna manera un anciano.


Gardner Dozois fue, sencillamente, el editor de ciencia ficción más importante de los últimos 30 años. El cerebro maestro detrás de la revista ASIMOV’S, que determinó el curso del genero de la misma manera que ASTOUNDING lo hizo en los 40s, y GALAXY en los 50s, y OMNI a fines de los 70s y principios de los 80s. No creo exagerar al decir que el nombre de Dozois ya es parte de la misma conversación que el de John Campbell, Horace Gold y Anthony Boucher. En ASIMOV’S, Dozois elevó el nivel literario de los relatos. La ciencia seguía siendo importante (varios de los mejores cuentos de CF Dura de los 90s, como “Luminous” de Greg Egan, o “Planck Zero” de Stephen Baxter, se publicaron en su revista), pero el énfasis estaba en el desarrollo de personajes y sus historias. No por nada la revista se levantó con más de 40 Hugos y una veintena de Nebulas, y publicar dentro de sus páginas se convirtió en el santo grial de todos los escritores.


Sus antologías anuales de lo “Mejor del Año”, que continuaron sin interrumpción durante más de tres décadas (revisando Amazon veo que el volumen 35 va a salir póstumamente en poco más de un mes), se convirtieron en un instrumento de consulta indispensable para cualquier aficionado. Nadie tiene el tiempo para leer todos los relatos que se publican hoy en día. Mantenerse al corriente con todo lo que se escribe en el género se ha vuelto imposible. Por esto mismo, si solo podían comprar un libro en todo el año, por fuerza tenía que ser THE YEAR’S BEST SCIENCE FICTION de Dozois. Dentro de sus casi 800 páginas (¡más de 300 mil palabras!) cabían no solo una treintena de cuentos sino además, gracias a su enorme tamaño, varias novelas cortas. Relatos no solo seleccionados de las sospechosas comunes, revistas profesionales como ASIMOV’S, o F&SF, sino de publicaciones semi-profesionales menos conocidas, revistas en línea, y hasta publicaciones que poco tienen que ver con el género como PLAYBOY o THE NEW YORKER. En sus páginas encontrabas a viejos veteranos igual que a nuevos talentos que apenas empezaban a brillar. En virtud de su longevidad se ha vuelto el archivo definitivo del relato corto contemporáneo de CF. Imposible no mencionar las famosas introducciones de casi 50 páginas, el resumen más completo de lo sucedido el año anterior en el mundo de la CF. No solo todas las novelas y antologías y colecciones que se publicaron, sino un reporte conciso de todas las revistas dentro del género, desde chismes tras bambalinas del mundo editorial hasta la dirección de las mismas, para todos los interesados en enviar sus cuentos. Como coda, venían sus comentarios sobre lo mejor en el cine y la televisión en el género, así como la lista anual de obituarios y otra de ganadores de cada uno de los premios de literatura fantástica.


Además de las antologías anuales, Dozois editó y co-editó varios volúmenes temáticos, libros llenos de sentido de la maravilla y que nos recuerdan lo que la CF en serio es capaz de lograr, y que incluyen muchos de los mejores relatos del siglo XXI. Relatos como “The Tear” de Ian McDonald en GALACTIC EMPIRES, “Thousandth Night” de Alastair Reynolds en ONE MILLION AD, “Muse of Fire” de Dan Simmons en THE NEW SPACE OPERA, “The Island” de Peter Watts en THE NEW SPACE OPERA 2, etc. Los reto a que encuentren mejores cuentos en los últimos 15 años.



En años recientes, Dozois co-editó también varias antologías temáticas con George RR Martin. El nombre de Martin es el que vende hoy en día, claro, y por eso lo colocan por encima del de Dozois, pero digamos que todos sabíamos quién era el verdadero editor en estos libros. Recuerdo con cariño los pastiches pulp de “The Last Canal” de Michael Moorcock en OLD MARS, así como “The Drowned Celestial” de Lavie Tidhar en OLD VENUS, ambos volúmenes dedicados a esos estrambóticos romances planetarios de la Era Dorada del género.


Setenta años es demasiado joven para morir, caramba. Su esposa acababa de fallecer recientemente, y parece que el pobre Gardner nunca se recuperó. En fin... Ojalá estén juntos de nuevo en estos momentos. Gracias por todas las historias, Gardner. Gracias por todos los sueños. 

lunes, 7 de mayo de 2018

POKER DE COMICS #7

Cuando llegó la hora de escribir el articulo para el nuevo número de SuperSonic, y escoger una nueva mano de entre todas las barajas disponibles, ocurrió algo chistoso. Decir que lees comics de Image no es raro hoy en día. Yo mismo lo he hecho, en múltiples ocasiones, en este mismo foro. Pero al intentar seleccionar cuatro para la columna de esta ocasión descubrí que la mayoría no son solo publicados por Image, sino que además pertenecen al sello Skybound de Robert Kirkman. Skybound, por supuesto, empezó publicando las series de Kirkman, desde THE WALKING DEAD hasta INVINCIBLE y OUTCAST, pasando por trabajos menos conocidos como SUPER DINOSAUR. En algún momento, sin embargo, gracias a todo ese dinero de las series de televisión, Kirkman ofreció la oportunidad a otros creadores de publicar sus propios comics. Un Image dentro de Image, en cierta forma. Sin mucho trabajo, logré juntar cuatro fantásticos comics de entre todas las opciones de Skybound:


MANIFEST DESTINY escrito por Chris Dingess y dibujado por Matthew Roberts. Después de las series de Kirkman, este comic es el de más larga duración en Skybound, con casi cuarenta números publicados hasta ahora. Una crónica de la famosa expedición de Lewis & Clark a través del continente norteamericano a principios del siglo XIX, solo que quizá no exactamente como la recordamos de los libros de historia. El comic, el diario secreto de viaje del capitán Lewis (no el que entregó al congreso y que todos hemos leído), nos narra cómo, además de la misión “oficial” que les impuso el presidente Jefferson de explorar el territorio de Louisiana y establecer comercio con los nativos, existía un segundo motivo: el de exterminar a los monstruos que se encontraran en su camino para poder así cumplir la doctrina del destino manifiesto, que reza que los Estados Unidos eran una nación destinada a expandirse desde las costas del Atlántico hasta las del Pacífico. En efecto, desde el primer número nuestros intrépidos exploradores deben enfrentarse a una tribu de centauros comehombres… con cabeza de búfalo americano, seguidos de una plaga que convierte a todos los seres vivos en plantas, no tan pasivas como las de la reciente película de ANNIHILATION, y hasta al mítico Pie Grande. Lewis, igual que Darwin en el Beagle algunos años después (o el doctor Maturin de las novelas napoleónicas de Patrick O’Brian) debe catalogar a todas y cada una de estas nuevas especies, incluyendo las aves y plantas no homicidas, como buen naturalista. Aquí es donde el dibujo de Roberts sale a relucir. El comic, tanto el guion como el arte, tiene una estructura narrativa convencional, de progresión lineal y trazo limpio, lo que nos recuerda esas viejas series de aventuras clásicas de nuestra infancia. Sin pretender reinventar el hilo negro, simplemente es una historia muy entretenida y muy recomendada.


EXTREMITY escrito, dibujado y creado por Daniel Warren Johnson. En la publicidad previa a que saliera el primer número lo promovían, por alguna razón, como un “revenge comic”, que técnicamente supongo que lo es, en el mismo sentido que MOBY DICK es un libro “sobre una ballena”. Honestamente no me llamaba la atención si no fuera por el nombre de su creador, al que yo recordaba con cariño por su irreverente webcómic SPACE MULLET, recientemente recopilado por Dark Horse, un comic que como su nombre indica nunca se toma muy en serio, pero al mismo tiempo lleno de sentido de la maravilla, y EXTREMITY es igual. En un mundo post-apocalíptico, hibrido de ciencia ficción y fantasía (imaginen La Tierra Moribunda de Jack Vance), una joven muchacha dibujaba todo el tiempo y ya desde niña era reconocida como la mejor artista de su clan… hasta ese fatídico día que llega un tirano loco y mata a su madre y le roba el hogar de su familia, y ya solo por sadismo extra le amputa la mano derecha. La chica lo ha perdido todo, hasta su identidad misma. Ella era artista, y ahora es… nada. La muchacha y lo que queda de su familia no descansaran hasta equilibrar la balanza. A lo largo de estos doce números viajaremos de un extremo al otro de este mundo exótico, de criaturas extrañas y costumbres aun más peculiares, de islas voladoras que inexplicablemente flotan sobre las ruinas de las antiguas ciudades del hombre, donde todavía se pueden encontrar maravillas tecnológicas (¿ya mencioné al robot asesino?) que ya nadie sabe cómo usar o reparar. Uno a uno, número por número, van cazando a los responsables de esta tragedia, igual que, sí por qué no, la saga de THE DEMON PRINCES del mismo Vance. El dibujo de Johnson es una mezcla de caricatura y de línea sucia, ideal para las fenómenos de este mundo, así como sus aspectos apocalípticos más crudos. Al final del día, la descripción que más me gustó fue la del mismo Daniel Warren Johnson, que en una entrevista simplemente dijo “Studio Ghibli meets Mad Max”.


SLOTS escrito y dibujado por Dan Panosian, al que debo admitir yo recordaba solo como un entintador (y ocasional dibujante) bastante mediocre en los años 90s. Es obvio que su trabajo reciente en el campo de la publicidad comercial le ayudó mucho porque este comic es un verdadero salto cuántico de calidad. La historia inicia con un boxeador retirado, ya mayor de cincuenta y convertido en raterillo de poca monta, que regresa a Las Vegas para una última pelea y un plan descabellado para redimirse ante sus amigos y su familia. Un plan absurdo que de ninguna manera puede funcionar. Stanley Dance es un perdedor, y a pesar de lo que han visto en las películas de Hollywood, un perdedor nunca gana. ¿O sí? ¿Puede ganar si lo pierde todo? Stanley Dance, mal padre, mal esposo, alcohólico y mujeriego. Es decir, la clase de personaje con la que queremos convivir (¿quién rayos querría pasar una velada con un boy scout aburrido como Superman?). Todos conocemos a un Stanley Dance. O quizá somos Stanley Dance. Este es un comic que suda noir de cada poro. No es la ciudad de Las Vegas de OCEAN’S ELEVEN, de los casinos y las luces de neón, sino la versión original de la Ciudad del Pecado. El titulo mismo tiene un doble sentido. Si prefieren los finales felices y los superhéroes, quizá sea mejor que mantengan su distancia. De lo contrario, si disfrutan de personajes de moral ambigua, fracasados como si arrancados de una novela de David Goodis, de un humor negro como la pólvora, bienvenidos al obscuro mundo de SLOTS.


REDNECK escrito por Donny Cates y dibujado por Lisandro Estherrer, dos creadores que confieso no conocía con anterioridad (aunque acaba de iniciar otra serie llamada GOD COUNTRY del mismo escritor que también me está divirtiendo). En parte, supongo que ese es el atractivo del sello Skybound, y de Image en general. Descubrir nuevos creadores. REDNECK es una historia de vampiros, pero antes de que volteen la página asqueados, estamos hablando de vampiros diferentes a los que quizá conozcan. Vampiros que, como ya nos lo sugiere el título, no son los sofisticados y elegantes vampiros de Anne Rice (mucho menos esos impostores que brillan de la serie de TWILIGHT), sino lo que se conoce como white trash. Hillbillies. No son los más inteligentes ni los más educados, y dejémoslo así. Una familia de vampiros que viven en un pequeño rancho en Texas, alejados de la sociedad en general, y que sobreviven de la sangre de su propio ganado. Por desgracia, como en todas las familias, hay miembros más jóvenes (léase, más idiotas) que otros. No todos son capaces de controlar su adicción a la sangre como los más viejos. Un junkie es un junkie, al final del día (pun intended). A lo largo de la serie se nos va explicando la larga historia de la familia Bowman y los Landry. ¿Ya mencioné a los Landry? Otra familia, ésta de seres humanos normales, que ha jurado matar a todos los Bowman desde hace más de un siglo. En más de una manera, REDNECK nos recuerda el lamentablemente desaparecido AMERICAN VAMPIRE de Scott Snyder & Rafael Albuquerque, quizá con una pizca del SOUTHERN BASTARDS de Jason Aaron & Jason Latour (y que recientemente acabo de descubrir que en España la tradujeron como “Paletos cabrones” que recibe mi voto a Greatest Name Ever). La vida de tranquila soledad de la familia Bowman llega a su fin, para bien o para mal, al final del primer arco. Me gusta un comic que no tiene miedo de cambiar el status quo, aun cuando están tan bien construidos.

La verdad es que pude haber escogido otras series de Skybound. Sin pensarle mucho, se me ocurre GASOLINA de Sean Mackiewicz y Niko Walter, una historia de narcos en la frontera de México y los Estados Unidos con toques sobrenaturales, o la fantasía urbana de BIRTHRIGHT de Joshua Williamson y Andrei Bressan. Quizá hasta EVOLUTION (aunque hasta ahora el mayor atractivo ha sido el dibujo de Joe Infurnari). El mismo Kirkman acaba de iniciar una nueva serie llamada OBLIVION SONG que no empieza mal. El punto es que, igual que con Image, aquí hay algo para todos si tan solo se toman la molestia de buscarle.

domingo, 15 de abril de 2018

POKER DE COMICS #6


No estaba seguro si debía subir mis recomendaciones que hice en el último número de la revista SuperSonic. Ya habían pasado tres meses y asumí que ya habían quedado obsoletas. Sin embargo, estoy viendo que varios de estos comics están apenas llegando por primera vez a México, así que a la mejor esta breve lista les puede servir. Sin más, veamos lo que las barajas nos ofrecen en esta ocasión. ¿Será esta una mano ganadora o perderemos hasta la camisa? ¿La fortuna nos sonríe o es el principio del fin?


THE FLINTSTONES (Mark Russell & Steve Pugh) Por mucho, el primer comic que quiero mencionar en esta ocasión es THE FLINTSTONES.  “¿Los Picapiedra?” dicen ustedes, escandalizados. “Se ha vuelto loco nuestro reseñador.” No, no. En efecto, la mayoría asumimos lo peor cuando DC anunció en 2015 toda una serie de nuevos títulos basados en las viejas propiedades de la Hanna-Barbera de los años 60s. Y en general eso fue exactamente lo que recibimos. (Mientras menos hablemos de SCOOBY APOCALYPSE sería lo mejor). Pero entre toda esa basura apareció un pequeño diamante en bruto. Me atrevería a llamarla la mejor serie nueva del 2016, igual que THE VISION de Tom King fue la del año anterior. Quizá no debió pillarnos por sorpresa, El escritor es Mark Russell, el mismo autor de la subversiva PREZ de hace un par de años. Russell trae ese mismo estilo irreverente a THE FLINTSTONES, que de la noche a la mañana se convirtió en la mejor sátira política y social en el mercado, algo no visto desde los días de oro de la revista MAD. Quizá lo único que debería sorprendernos es cómo algo tan inteligente recibió luz verde de DC para publicarse en primer lugar. Las primeras páginas del primer número inician como uno esperaría. Humor inteligente y moderno, pero nada más. Poco a poco, sin embargo, nos damos cuenta que es un tipo de humor muy especial el que opera aquí. Ni siquiera humor negro, sino cruel, casi trágico. Honesto pero lleno de tristeza. A partir de ese momento todo se convierte en blanco de THE FLINTSTONES, desde la religión organizada hasta nuestras elecciones democráticas, pasando por nuestro materialismo rampante, el racismo y la intolerancia. La monogamia, todavía un concepto nuevo en esos días prehistóricos, es atacada por grupos de conservadores religiosos, igual que el club Homo Erectus, el antro gay del pueblo. Fred y Barney (Pedro y Pablo) son veteranos de las “guerras paleolíticas”, donde ayudaron a cometer atrocidades y el genocidio de “la gente de los árboles”, cuyo único crimen es que no eran tan evolucionados como ellos y tenían tecnología inferior, dando origen a la civilización. Habiendo dicho todo esto, no vayan a creer que el comic es solo crítica social. Hay una historia, y personajes entrañables. Al final, la serie acaba siendo hasta optimista. De verdad es asombrosa la ambición de este comic. Si al principio parecería que estos personajes no son los indicados para este tipo de feroz sátira, quizá hay que recordar que la caricatura original, a pesar de que luego la agrupan con el Oso Yogi y otras de H-B de esos años, en realidad tampoco era para niños, sino un ingenioso homenaje a THE HONEYMOONERS. Russell escogió muy bien su vehículo. Mucho crédito también al dibujante Steve Pugh, cuyo estilo realista al principio parece incongruente con estos personajes, pero tras solo un manojo de páginas descubres que es completamente apropiado. La serie fue tan buena, de hecho, que por supuesto la acabaron cancelando tras solo 12 números (los lectores de THE VISION quizá vean un patrón aquí). Por desgracia, las ventas nunca fueron buenas. Como dijo la revista WIRED: “The best thing on the stands you’re not reading”. Por favor no cometan el mismo error que los lectores de Estados Unidos. La serie completa existe en un par de recopilados fácil de conseguir. No se van a arrepentir.


BATMAN & ELMER FUDD (Tom King & Lee Weeks) “¿Cómo, primero un comic de los Picapiedra y ahora uno de Batman y Elmer Gruñón? Nuestro reseñador está borracho otra vez”. No, no. Este año la DC sacó un manojo de crossovers de sus superhéroes con los personajes de los cortos animados clásicos de la Warner Bros. Desde THE MARTIAN MANHUNTER & MARVIN THE MARTIAN hasta JONAH HEX & YOSEMITE SAM y WONDER WOMAN & TASMANIAN DEVIL. Todos sonaban tan ridículos como el infame ARCHIE MEETS THE PUNISHER de hace 20 años. Todos sonaban vagamente entretenidos y hasta ahí. Nada del otro mundo. Algo para matar diez minutos de tu tiempo y olvidarlo al siguiente segundo. BATMAN & ELMER FUDD resultó algo muy distinto. Quizá inclusive la mejor historia de Batman que ha escrito Tom King en dos años. (King es uno de los mejores escritores de comics nuevos que han surgido en años recientes, como THE VISION y OMEGA MEN lo avalan, pero su BATMAN ha sido una de las peores decepciones de tiempos recientes, en mi opinión. Quizá es uno de esos autores que funciona mejor con personajes de lista B, o quizá la interferencia editorial en personajes de lista A, ni que decir de Batman, lo ha saboteado). En todo caso, libre de continuidad sofocante y edictos editoriales, en BATMAN & ELMER FUDD, King es libre de simplemente poder contar una historia, y vaya que lo logra. No se confundan, el comic es tan absurdo como uno esperaría. En cierta manera, ahí radica el encanto. Ciudad Gótica es el escenario perfecto para esta historia noir sobre dos hombres solitarios que reinan en la noche, los mejores cazadores que existen en el mundo. Elmer Fudd nos recuerda más a Marv de SIN CITY, mientras que Batman… bueno, Batman es Batman. El catalizador de todo esto, la culpa se podría decir, como siempre, es de ese raterillo mezquino de poca monta, Bugs “el Conejo”. Por supuesto, al comic no lo perjudica el hecho de tener al maestro Lee Weeks de dibujante, seamos honestos. Su estilo de sombras y claroscuro, reminiscente de Mazzucchelli (BATMAN: YEAR ONE), es ideal para esta trama de novela negra que no tendrá final feliz. Tan solo por la portada (la de Weeks, no la variante de Bob Fingerman), vale la pena el precio de admisión. ¡Una pequeña joya que me gustaría poder enmarcar! Un comic que de verdad no debería haber funcionado y sin embargo lo logra de alguna manera.


KAMANDI CHALLENGE (Varios) Uno de los tributos más divertidos que han surgido este año en celebración del centenario de Jack Kirby ha sido KAMANDI CHALLENGE, una mini-serie de 12 números, cada uno escrito y dibujado por distintos creadores. La idea es que cada episodio acaba con un cliffhanger, que el escritor y dibujante del siguiente número deben resolver de alguna manera, antes de dejar su propio cliffhanger. Lo que podría parecer un mero gimmick, resulta una serie donde nunca sabes qué esperar. En resumen, exactamente lo que la serie original de KAMANDI era hace más de 40 años. Uno de cientos (literalmente) de personajes creados por Jack Kirby, Kamandi, “the Last Boy on Earth”, era poco más que una variación del tema de Planet of the Apes tan popular a principio de la década de los 70s (la portada del número #1 inclusive tiene la icónica imagen de la Estatua de la Libertad derribada) y era tan solo una excusa para la descarriada imaginación de Kirby de inventar conceptos locos uno tras otro cada mes. Como siempre, la oportunidad de homenajear al “Rey” Kirby saca lo mejor de cada escritor y dibujante, que crecieron leyendo sus comics y que hacen su mejor esfuerzo para emular la locura de Kirby. Debido a la naturaleza del proyecto, hay números mejores que otros, pero todos tienen algo que ofrecer. El número inicial, por ejemplo, con Keth Giffen haciendo su ya tradicional imitación del dibujo angular de Kirby, empieza muy bien la aventura, mientras que el siguiente número mantiene el nivel a pesar del decepcionante dibujo del otrora grande Neal Adams, gracias al ingenioso guion (y una solución brillante al cliffhanger anterior) por parte de Pete Tomasi. El número que escribe Bill Willingham (FABLES) también está lleno de ideas y personajes que uno desearía tuvieran sus propias series (sin mencionar quizá el mejor cliffhanger de toda la mini-serie). El Rey estaría de acuerdo. El número #8, con ilustraciones de Steve Rude, es otro capítulo memorable. En pocas palabras, aquí van a encontrar algo para todo el mundo. Para cuando salga este número de SUPERSONIC, la mini-serie estará llegando a su conclusión, así que no hay mejor momento para buscarla.


DEATHSTROKE (Christopher Priest & Varios) De todas las series de DC que iniciaron y reiniciaron durante su “Rebirth” el año pasado muy pocas me interesaban, y ciertamente DEATHSTROKE no era una de ellas. Un personaje que jamás me ha atraído, creado en los 80s pero que de muchas maneras representa los peores excesos de los comics de los años 90s. La típica serie de acción que DC siempre tiene que publicar para satisfacer al común denominador más bajo. Sin embargo, el escritor iba a ser Christopher Priest, así que le di una oportunidad. A Priest se le recuerda, entre otras cosas, por su BLACK PANTHER de hace casi 20 años, un comic más interesado en crisis geopolíticas que en acción de superhéroes, por su world building y desarrollo de caracteres antes planos. Para mi enorme beneplácito, descubro que Priest no ha perdido su toque, aun décadas después y escribe este comic con el mismo estilo. El resultado es un comic de acción, pero no uno de esos que se leen en cinco minutos. La historia está fragmentada en una variedad de narradores y contado de manera no-lineal, saltando adelante y atrás en el tiempo, en un malabareo que al principio puede parecer desconcertante. A veces unas horas en el pasado, a veces meses, a veces contado en orden inverso, y se exige al lector mucha atención. Slade Wilson, el temible Deathstroke, sigue siendo el mejor mercenario, soldado de fortuna y asesino que el dinero puede conseguir, pero ahora transformado en algo más. Hoy en día el personaje quizá sea más conocido gracias a la serie animada de TEEN TITANS y hasta la serie de ARROW, pero en general se ha ignorado en esos otros medios su… complicada historia familiar (la esposa y los hijos en particular harían que yo también me convirtiera en un homicida), prefiriendo enfocarse en su aspecto de máquina de matar perfecta. Un aspecto superficial muy divertido, por supuesto, pero que difícilmente puede mantener nuestro interés por mucho tiempo. Priest es demasiado listo para caer en esa fácil trampa y Slade Wilson se vuelve un protagonista fascinante que el lector acaba apoyando no importa lo despreciable que sean sus acciones. Si están buscando un lugar donde poder empezar a probar las nuevas series del “DC Rebirth”, DEATHSTROKE quizá sea su mejor opción.


BRITANNIA (Peter Milligan & Juan José Ryp) Al escribir estas palabras me doy cuenta que acabamos con un póker de DC, cuatro comics de la misma editorial. Como mencioné arriba, uno nunca sabe lo que va a recibir. Ya una vez tuvimos un flush de Marvel. Solo para variarle un poco, sin embargo, vamos a agarrar un comodín de alguna otra editorial, y creo que este comic de Valiant es perfecto para la ocasión. En el año 60 Después de Cristo, el imperio romano se extiende desde Judea en el sur hasta una isla salvaje en el norte conocida como Britannia. Los años del emperador Nerón. Un mundo dominado por los hombres, donde las mujeres no tienen poder alguno. Ni siquiera las mujeres nobles tienen el derecho de propiedad. Ninguna más que las misteriosas Vestales. Mujeres intocables que mantienen el fuego de Vesta prendido, pues si algún día llegara a apagarse la calamidad caería sobre Roma. Se rumora que tienen poderes mágicos y de hecho poderes legales ya que tienen jurisdicción sobre contratos y testamentos. Mujeres que hasta el emperador debe escuchar. En este mundo, el centurión Antonius Axia, héroe de guerra, es llamado por la Vestalis Maxima para salvar a una de sus acolitas que ha sido raptada por un culto de adoradores paganos. El centurión logra rescatarla de ser devorada por el demonio Orkus, pero la experiencia destruye su mente. En recompensa, es rehabilitado e instruido por las Vestales en sus secretos místicos, y se convierte en un “detectador”, un observador de las causas y efectos y motivos del comportamiento humano siglos antes de la psicología moderna. Axia usa estos dones para resolver problemas como el primer detective en la historia. Algo terrible ocurre en la lejana colonia de Britannia, donde la extraña religión de los druidas desafía el orden de Roma. Se ha perdido contacto con toda una legión y Nerón quiere respuestas. El primer caso de Antonius Axia quizá sea su ultimo… La primera mini-serie tuvo tanto éxito que acaba de salir una segunda aventura, y con suerte no será la última. Milligan, en alguna ocasión uno de los mejores escritores del establo de Karen Berger en el Vertigo de los 90s, se ha vuelto algo errático en años recientes, y es maravilloso comprobar que todavía puede escribir una buena historia cuando quiere. Recomendado tanto para los lectores de novelas históricas, como de misterio como fans de Lovecraft.

miércoles, 24 de enero de 2018

ADIÓS, URSULA. GRACIAS POR TODO...

Hoy se nos fue Ursula Le Guin. Esta es la postal que esperaba nunca escribir. Por alguna razón siempre asumí que ella iba a seguir mucho después que yo desapareciera de la faz de la tierra. Una verdadera gigante de cuya perdida el mundo nunca se va a recuperar. Ursula Le Guin era tan buena escritora, de hecho, que los críticos literarios constantemente se la querían llevar al otro lado de la librería, fuera de los barrios bajos y malolientes de la ciencia ficción y la literatura fantástica en general. Le Guin siempre se negó y, por el contrario, se jactaba de ser escritora de ciencia ficción con quien estuviera dispuesta a escucharla. Cuando el recién ganador del Nobel, Kazuo Ishiguro, mencionó que le preocupaba mucho que sus lectores fueran a malinterpretar los ogros y hadas y dragones de su libro THE BURIED GIANT y “lo fueran a confundir con un escritor de fantasía”, Le Guin se ofendió tanto que desempolvó su blog y le preguntó en público “¿qué tiene de malo ser confundido con un escritor de fantasía?” Así era Ursula.


No pienso hacer un recuento de su estelar trayectoria, o su envidiable lista de obras. Sin duda, recuentos de ese tipo van a abundar en los días siguientes. En estas fechas aciagas les van a hablar mucho sobre THE DISPOSSESSED o THE LEFT HAND OF DARKNESS (y con buena razón, claro), pero a mí… a mí me gustaría agarrar esta oportunidad para mencionarles un par de libros de ella no tan conocidos. MALAFRENA es de hecho una de las primeras novelas que Le Guin escribió, en los años 50s, pero que solo logró publicar cuando ya era famosa, hasta 1979. Simplemente el mercado no existía para semejante libro. Ni fantasía ni realismo, la novela nos transporta a una Europa de la imaginación, una Europa que nunca existió. Como Le Guin recuerda, “mis lecturas de joven me inclinaban a escribir sobre Europa, pero era absurdo escribir sobre un lugar al que nunca había ido. Así que decidí escribir sobre una parte de Europa a la que nadie más ha ido.”


MALAFRENA ocurre en el ficticio país de Orsinia, anidado entre Polonia, la antigua Checoslovaquia y Rumania, a principios del siglo XIX cuando es gobernada por los Habsburgo y el imperio austriaco, y narra las desaventuras de un grupo de jóvenes idealistas, como solo los jóvenes pueden ser, que crecieron en la década de 1820 y se ilusionaron con los vientos revolucionarios que acabaron en nada en 1830. Es sobre jóvenes que nunca existieron y que se atrevieron a enamorarse en medio de una vorágine política. Como reza la contraportada: “Malafrena is not a real place. Itale never dreamed of love, nor Piera of him. Estenskar did not live, only his poems. Only the dreams themselves are real, only their youth…”


MALAFRENA es una de las novelas más bellas que Le Guin escribió y no merece ser olvidada. Pero Le Guin no había terminado con Orsinia. Una de sus mejores colecciones de relatos, lo cual ya es decir muchísimo, es precisamente ORSINIAN TALES. Los once relatos incluidos aquí, historias breves e intimas, autobiográficas y personales, van desde el siglo XII hasta el momento en que Orsinia es absorbida por el bloque soviético poco después de la segunda guerra mundial y hasta la caída del comunismo a fines del siglo anterior. Una reconstrucción histórica meticulosamente detallada que me recuerda los cuentos de Avram Davidson y sus fantasticas aventuras del Dr. Engelbert Eszterhazy, o las novelas de Moorcock sobre el principado apócrifo de Waldenstein y su capital de Mirenburg.



Por desgracia, ambos libros son algo difíciles de conseguir hoy en día (o por lo menos no muy baratos), pero hace tan solo un año la venerable Library of America (ya saben, una editorial que solo publica a verdaderos escritores y no a los malandrines de la ciencia ficción y la literatura fantástica) publicó el primero de una serie de volúmenes gruesos dedicados a la obra de Le Guin. De alguna manera Le Guin los convenció de no iniciar la colección con sus novelas famosas, algo que habría garantizado mejores ventas, sino con dos libros relativamente desconocidos… así es: MALAFRENA y ORSINIAN TALES (más un par de relatos recientes y un par de canciones que jamás habían visto la luz del sol), demostrando el cariño que les tenía y su esperanza de que nuevas generaciones los redescubrieran. 

Me parece que la mejor manera de celebrar a un autor tan querido es volver a leer sus obras que más nos afectaron, y mientras otros con toda seguridad van a regresar a Gehen, o Anarres y Urras, o a Terramar, yo pienso usar esta semana para volver a familiarizarme con los callejones y avenidas de Krasnoy, capital de Orsinia, sus valles y ríos y montañas.

Adiós, Ursula, y gracias por todos los recuerdos…




jueves, 14 de septiembre de 2017

EL REGRESO DE JEFF NOON

Es un placer casi olvidado escribir una postal en este blog no porque se acaba de morir (o es su aniversario luctuoso) algún escritor que estimo, sino porque acabo de leer un libro que me gustó tanto que simplemente quiero platicarlo. Ya saben, el propósito original de este blog. Por alguna razón, he visto muy pocas reseñas de A MAN OF SHADOWS, la nueva novela de Jeff Noon. En cierta forma, encuentro esto muy apropiado. Noon será por siempre recordado como el autor de la extraordinaria VURT en los años 90s, una verdadera novela de culto en el sentido que no muchos parecen haberla leído (aunque todos han escuchado de ella), pero los que lo hicimos la defendemos pasionalmente. Este nuevo libro parece condenado al mismo destino. Por otra parte, este es el tan esperado regreso de Noon, su primera novela publicada después de una ausencia de más de quince años. Yo imaginaba quizá un poco más de gente poniendo atención. Temo mucho que no se le hizo la promoción adecuada (o de cualquier tipo)


¿Y qué es lo que dicen este puñado de reseñas? Pues la mayoría parecen atoradas con el hecho que “no es VURT”. Lo dicen como si fuera algo terrible. Cuando mencionan que “no es tan buena como VURT”, lo que usualmente quieren decir es que es diferente a VURT. Bien, maravilloso. Es como cada vez que William Gibson escribe una nueva novela, no falta ese que nos informa con mucha puntualidad que no es como NEUROMANCER. Por mucho que amo la novela original de Gibson, si quisiera volverla a leer simplemente la sacaría de mi librero en vez de gastar 20 dólares en una nueva versión. Así pues, A MAN OF SHADOWS no es VURT. ¿Ya nos quedó claro? Perfecto. Ahora bien, ¿es buena? Irónicamente, mi primera reacción fue que se parecía bastante a VURT (inserten las risas aquí). Esta misteriosa ciudad anónima, dividida por el día y la noche, bien podría ser la Manchester transformada de VURT y de POLLEN y de NYMPHOMATION. El libro nunca se molesta en explicar bien dónde está localizada. Hasta hay una droga que altera nuestra percepción de la realidad (si bien nunca es tan importante para la trama como en esas novelas anteriores). Es solo mediante avanza la trama que descubrimos que Noon intenta contar una historia muy distinta.


Igual que en VURT, la ciudad es personaje principal de la novela. La mitad de la ciudad, Dayzone, vive un día perpetuo desde que decidieron erradicar la noche. Hay iluminación constante las 24 horas, letreros de neón, imágenes fluorescentes publicitarias, focos y más focos, todos los edificios cubiertos por espejos. Las nubes y el sol mismo han desaparecido de Dayzone. Cuando llueve, las pocas veces que el agua se logra filtrar por esta muralla de luz, los transformadores explotan lanzando chispas y creando arcoíris artificiales que los ciudadanos adoran como evidencia de Dios. Fascinantes consecuencias psicológicas ocurren a partir de esto. Como no hay manera de saber qué hora es, cada persona, cada edificio, cada piso, cada negocio, tiene su propia hora del día, su propia cronología. La gente debe cambiar su reloj obsesivamente cada vez que interactúan con alguien más o entran a un lugar distinto, o corren el riesgo de estar en la hora equivocada, de no estar sincronizados adecuadamente. Si entras a un bar a las seis de la tarde según tu reloj, pero adentro son las ocho de la mañana no vas a recibir servicio. El principal producto de venta son cronologías y horarios oficiales (y algunos ilegales). El distrito financiero depende del alza y caída de los horarios más lucrativos. Lo que al principio parecería una ingeniosa pero inverosímil tontería acaba resultando algo brillante (pun intended). Ballard habría amado esta novela. Los ritmos circadianos de cada persona, sus relojes biológicos internos, dejan de operar y muchos reaccionan negativamente. Algunos pierden la cabeza. “She’s got no numbers left in her clock”. El síndrome de Chronostasis. En el otro extremo de la ciudad está Nocturna, donde la luz está prohibida y una noche eterna reina. Los nombres de las calles están ocultos por las sombras y los habitantes se guían por las constelaciones. Pero no las familiares estrellas que conocemos sino bombillas que han puesto sobre sus propias azoteas para crear constelaciones artificiales que brillan tenuemente en el “cielo”. Algunas reseñas mencionan la asombrosa THE CITY & THE CITY de China Miéville, pero aunque es igual de alucinante, en realidad aquí las dos ciudades que son una jamás se mezclan o cruzan entre sí. De hecho, contra lo que algunos pensarían, Nocturna no es un lugar que emane maldad. No, eso queda para el área que divide ambos extremos, la franja de Dusk, que es donde la novela abandona su estructura de estricta lógica para ceder el paso a elementos sobrenaturales. (Más sobre eso después)


En este mundo conocemos a John Henry Nyquist, detective privado. Nyquist es un cliché andante, con todas las características familiares del género. Es alcohólico, es un solitario amargado con la vida, y sin embargo todavía intenta hacer algún bien si le es posible. Un poderoso millonario, alguien que fabrica cronologías y horarios oficiales para su venta publica, lo contrata para encontrar a su hermosa hija desaparecida. Hasta aquí todo el repertorio completo de clichés de una novela negra barata, casi un arquetipo. Todo es intencional, por supuesto. Lo importante es lo que Noon hace con estos elementos. Su búsqueda llevara a Nyquist de un extremo al otro de la ciudad, donde conoce a todo tipo de personas excéntricas, desde un anónimo trabajador que vive su vida entera en las azoteas remplazando las bombillas defectuosas del techo de la ciudad, hasta meteorólogos en una ciudad esencialmente sin clima. ¿Ya mencioné al asesino serial? Un asesino que parece casi sobrenatural, ¿o lo es en verdad? Nyquist descubre que el asesino está ligado de alguna manera a esta muchacha perdida. Todos los caminos conducen a Dusk, y los extraños eventos sin lógica que ahí ocurren cotidianamente. Esa prosa exuberante, casi psicodélica, de sus novelas anteriores ahora adopta el tono y acento de las novelas policiacas a las que emula y el resultado es quizá todavía más evocativo al usar ese estilo casi clínico para describir todas estas maravillas e incongruencias. Mientras iba avanzando, la premisa de la trama me era casi indiferente al tiempo que yo devoraba página tras página por descubrir más sobre esta ciudad. La tercera sección del libro, que ocurre casi por completo en Dusk, es quizá un poco larga y se aleja de las convenciones de la novela policiaca para caer en territorio de Stephen King. A la mejor no a todos les va a gustar este cambio pero yo lo encontré adecuado para las circunstancias.

En resumen, me parece que los que amaron VURT hace más de 20 años disfrutaran de esta nueva novela siempre y cuando entiendan que es un animal muy distinto. (Los fans más fieles luego acaban siendo los más intolerantes al cambio). Me parece que ese mismo coctel de sense of wonder es recreado aquí utilizando distintos ingredientes. Me queda claro, desde los 90s, que Noon no es un escritor para todos, pero si tan solo le dan una oportunidad los llevara de la mano a lo largo de un viaje inolvidable.

lunes, 21 de agosto de 2017

EL ALDISS QUE EL TIEMPO OLVIDÓ

El viernes alguien mencionó en Twitter que era el cumpleaños 92 de Brian Aldiss. Cuando regresé horas después vi que nadie había contestado (o siquiera puesto un corazoncito). Lo que en alguna época no tan lejana habría sido la excusa perfecta para platicar y recordar algunos de los libros de ciencia-ficción más originales, más distintos, jamás escritos, hoy en día solo pasa desapercibido. Lo encontré vagamente triste. Los lectores actuales, víctimas de la tiranía de lo novedoso, se saben de memoria toda la obra del autor de moda, que seguro asiste a todas las convenciones y es muy simpático, pero parecería que en su vida se han molestado en abrir un libro de Aldiss. Hoy lunes me enteré al despertarme que Aldiss había fallecido el sábado.


Brian Aldiss es mejor conocido como uno de los escritores de la New Wave británica de los 60s que intentó romper los anticuados límites de la CF tradicional (lo cual es muy válido, ya que se podría argumentar que después de Ballard y Moorcock fue el autor más importante del movimiento), pero la realidad es que Aldiss ya era un escritor reconocido desde antes. Esto es notable por varias razones. La New Wave, con su actitud irreverente e iconoclasta, es naturalmente asociada con jóvenes rebeldes, inconformes con el sistema. Que alguien de edad más avanzada (Aldiss ya tenía más de 40 cuando explotó la New Wave) y de estilo ya definido, fuera capaz de convertirse en uno de sus representantes más distinguidos habla mucho del talento casi camaleónico de Aldiss. Un escritor tan cómodo dentro de los confines más convencionales de la literatura de HG Wells, como lo demuestra su famosa novela corta “The Saliva Tree”, como con la CF más experimental en obras como su THE EIGHTY-MINUTE HOUR.

Aun sus relatos cortos anteriores a la New Wave ya revelaban una extraña imaginación, cuentos como “A Man in his Time”, donde el protagonista llamado Westermark regresa de Marte y vive ahora tres minutos en el futuro. La gente lo escucha responder a preguntas que todavía no hacen, y lo ven reaccionar a eventos que todavía no suceden. Esos simples tres minutos lo separan para siempre de su familia y el resto de la humanidad. Está atrapado en su soledad. Y sin embargo, como personaje Ballardiano, parte de él disfruta esta separación, esta libertad del universo.


En efecto, antes de la New Wave, Aldiss ya había escrito un puñado de novelas de CF, todas de altísima calidad literaria pero de corte mucho más tradicional, como NON-STOP (famosamente Aldiss dijo que “Universe” de Heinlein era una gran idea mal ejecutada, así que decidió rescribirlo) o GREYBEARD, donde la humanidad ha sido azotada por una epidemia de infertilidad y por décadas ningún niño ha nacido (las más famosas CHILDREN OF MEN y hasta THE HANDMAID’S TALE le deben mucho a Aldiss) y el protagonista del título, un anciano de más de 50 años, es uno de los hombres más jóvenes del mundo. Nadie menciona su estructura, que Iain Banks luego copiaría en USE OF WEAPONS casi 25 años después. Un primer aviso de lo que Aldiss era de verdad capaz de hacer fue HOTHOUSE, donde la Tierra ha dejado de girar alrededor de nuestro hinchado sol en el futuro remoto y un colosal árbol baniano cubre la superficie del lado que ve al sol. Inmensas telarañas enlazan a la Tierra con la Luna, una imagen inolvidable para un servidor que la leyó de niño, y es a través de las mismas que los personajes pueden viajar entre ambos mundos. En resumen, una obra extravagante de imaginación casi desquiciada. James Blish la llamó “utter nonsense” y atacó su falta de rigor científico, quizá no entendiendo el punto y ciertamente demostrando que Aldiss, como Westermark, estaba adelantado a su tiempo.

No fue sino hasta que Aldiss escribió novelas tan bizarras como BAREFOOT IN THE HEAD y la absurda REPORT ON PROBABILITY A, que los jóvenes inconformes de la New Wave descubrieron que uno de sus mejores escritores era ese viejito trajeado de Norfolk.


La psicodélica BAREFOOT IN THE HEAD demuestra el amor por el lenguaje que tiene Aldiss. Cuando se desata una guerra en la Europa del futuro cercano, no es librada con armas nucleares (como tanto se temía en esa década) sino con bombas de LSD. El resultado de las “Acid Head Wars” es un continente donde el lenguaje, y la realidad, se distorsiona según la perspectiva de cada personaje. Una verdadera verborragia tan elaborada y enmarañada como las junglas de HOTHOUSE se desata sobre el lector desprevenido. Un aluvión de palabras y neologismos dignos de Joyce en sus mejores (o peores) excesos de FINNEGANS WAKE: “Europlexion and the explesion of conventional time the time by which predecyclic man imposed himself against nature by armed marching cross-wise to conceal body-mind apart hide disillusion.” No es inglés, no exactamente, pero cada palabra tiene un claro significado. Aldiss se deleitaba en estas ingeniosas yuxtaposiciones como un niño jugando con juguetes nuevos. Charteris, el protagonista mesiánico que se hace paso a través de este continente malviajado intentando regresar a Inglaterra, es otro personaje que nunca he olvidado.


REPORT ON PROBABILITY A es, si acaso, todavía más alucinante (aunque de lectura menos ágil). Casi una Nouveau Roman de Robbe-Grillett. Tomando como punto de inicio ese corolario de Heisenberg de que el acto de observar altera al fenómeno observado, un agente espía a una familia perfectamente ordinaria, anotando cada detalle, no importa qué tan trivial e irrelevante, en exhaustivo detalle. A su vez este espía es espiado por otro agente que compone su propio reporte y a su vez todos son espiados por un tercer agente. Todos ellos son espiados en secreto por una pareja de seres extradimensionales, que a su vez son espiados por otro mundo, y así sucesivamente. Le toca al lector intentar descifrar la razón de todo esto, intentar vislumbrar algún asomo de posible trama, y lo que de verdad está ocurriendo. Nadie escribe libros así, nadie está dispuesto a experimentar a tal grado con toda una novela. Un cuentito quizá, pero no un libro. Aun en los 60s, mucha gente la odió, llamándola una “antinovela” (que si me preguntan a mí se oye muy padre, yo quiero escribir una algún día), pero Aldiss ni se inmutó y continuó con su camino. No le importaba ir a convenciones o ser popular. Todo lo contrario. En otras palabras, un verdadero escritor. 


En los 70s, Aldiss escribió desde fantasías muy elaboradas, pero de corte más lineal, como la entretenida THE MALACIA TAPESTRY, a libros más experimentales como la ya mencionada THE EIGHTY-MINUTE HOUR, una excéntrica space opera donde los personajes cantan, o inclusive novelas extrañas que ni siquiera pretendían ser ciencia-ficción, como la perturbadora BROTHERS OF THE HEAD, sobre una banda de rock formada por dos gemelos siameses jamás separados, y sobre la tercera cabeza que crece entre ambos… En los 80s publicó su monumental trilogía de Helliconia, de imponente ambición y que narra nada menos que el ascenso y caída de toda una civilización a lo largo de más de mil años y sus cuatro estaciones que duran cada una siglos (George RR Martin también le debe una deuda a Aldiss) en HELLICONIA SPRING (1982), HELLICONIA SUMMER (1983) y HELLICONIA WINTER (1985). Y así sucesivamente, pasaban los años y seguían saliendo nuevos libros del señor. Aldiss se mantuvo activo hasta el final como si fuera un chavo de 60 años y no uno de 90. Háganse un favor y la próxima vez que escuchen su nombre busquen alguno de sus libros. Les aseguro que no se van a arrepentir. Descanse en paz, maestro. Buen viaje...