El viernes alguien mencionó en Twitter que era el
cumpleaños 92 de Brian Aldiss. Cuando regresé horas después vi que nadie había
contestado (o siquiera puesto un corazoncito). Lo que en alguna época no tan
lejana habría sido la excusa perfecta para platicar y recordar algunos de los libros
de ciencia-ficción más originales, más distintos, jamás escritos, hoy en día
solo pasa desapercibido. Lo encontré vagamente triste. Los lectores actuales,
víctimas de la tiranía de lo novedoso, se saben de memoria toda la obra del
autor de moda, que seguro asiste a todas las convenciones y es muy simpático,
pero parecería que en su vida se han molestado en abrir un libro de Aldiss. Hoy
lunes me enteré al despertarme que Aldiss había fallecido el sábado.
Brian Aldiss es mejor conocido como uno de los
escritores de la New Wave británica de los 60s que intentó romper los
anticuados límites de la CF tradicional (lo cual es muy válido, ya que se
podría argumentar que después de Ballard y Moorcock fue el autor más importante
del movimiento), pero la realidad es que Aldiss ya era un escritor reconocido
desde antes. Esto es notable por varias razones. La New Wave, con su actitud
irreverente e iconoclasta, es naturalmente asociada con jóvenes rebeldes,
inconformes con el sistema. Que alguien de edad más avanzada (Aldiss ya tenía
más de 40 cuando explotó la New Wave) y de estilo ya definido, fuera capaz de
convertirse en uno de sus representantes más distinguidos habla mucho del
talento casi camaleónico de Aldiss. Un escritor tan cómodo dentro de los
confines más convencionales de la literatura de HG Wells, como lo demuestra su
famosa novela corta “The Saliva Tree”, como con la CF más experimental en obras
como su THE EIGHTY-MINUTE HOUR.
Aun sus relatos cortos anteriores a la New Wave ya
revelaban una extraña imaginación, cuentos como “A Man in his Time”, donde el
protagonista llamado Westermark regresa de Marte y vive ahora tres minutos en
el futuro. La gente lo escucha responder a preguntas que todavía no hacen, y lo
ven reaccionar a eventos que todavía no suceden. Esos simples tres minutos lo
separan para siempre de su familia y el resto de la humanidad. Está atrapado en
su soledad. Y sin embargo, como personaje Ballardiano, parte de él disfruta
esta separación, esta libertad del universo.
En efecto, antes de la New Wave, Aldiss ya había
escrito un puñado de novelas de CF, todas de altísima calidad literaria pero de
corte mucho más tradicional, como NON-STOP
(famosamente Aldiss dijo que “Universe” de Heinlein era una gran idea mal
ejecutada, así que decidió rescribirlo) o GREYBEARD,
donde la humanidad ha sido azotada por una epidemia de infertilidad y por
décadas ningún niño ha nacido (las más famosas CHILDREN OF MEN y hasta THE
HANDMAID’S TALE le deben mucho a Aldiss) y el protagonista del título, un
anciano de más de 50 años, es uno de los hombres más jóvenes del mundo. Nadie
menciona su estructura, que Iain Banks luego copiaría en USE OF WEAPONS casi 25 años después. Un primer aviso de lo que
Aldiss era de verdad capaz de hacer
fue HOTHOUSE, donde la Tierra ha
dejado de girar alrededor de nuestro hinchado sol en el futuro remoto y un colosal
árbol baniano cubre la superficie del lado que ve al sol. Inmensas telarañas
enlazan a la Tierra con la Luna, una imagen inolvidable para un servidor que la
leyó de niño, y es a través de las mismas que los personajes pueden viajar
entre ambos mundos. En resumen, una obra extravagante de imaginación casi
desquiciada. James Blish la llamó “utter nonsense” y atacó su falta de rigor
científico, quizá no entendiendo el punto y ciertamente demostrando que Aldiss,
como Westermark, estaba adelantado a su tiempo.
No fue sino hasta que Aldiss escribió novelas tan
bizarras como BAREFOOT IN THE HEAD y
la absurda REPORT ON PROBABILITY A,
que los jóvenes inconformes de la New Wave descubrieron que uno de sus mejores
escritores era ese viejito trajeado de Norfolk.
La psicodélica BAREFOOT
IN THE HEAD demuestra el amor por el lenguaje que tiene Aldiss. Cuando se
desata una guerra en la Europa del futuro cercano, no es librada con armas
nucleares (como tanto se temía en esa década) sino con bombas de LSD. El
resultado de las “Acid Head Wars” es un continente donde el lenguaje, y la
realidad, se distorsiona según la perspectiva de cada personaje. Una verdadera
verborragia tan elaborada y enmarañada como las junglas de HOTHOUSE se desata sobre el lector desprevenido. Un aluvión de palabras y neologismos dignos de Joyce en sus mejores (o
peores) excesos de FINNEGANS WAKE:
“Europlexion and the explesion of conventional time the time by which
predecyclic man imposed himself against nature by armed marching cross-wise to
conceal body-mind apart hide disillusion.” No es inglés, no
exactamente, pero cada palabra tiene un claro significado. Aldiss se deleitaba en
estas ingeniosas yuxtaposiciones como un niño jugando con juguetes nuevos.
Charteris, el protagonista mesiánico que se hace paso a través de este
continente malviajado intentando regresar a Inglaterra, es otro personaje que
nunca he olvidado.
REPORT ON
PROBABILITY A es, si acaso, todavía más alucinante (aunque de
lectura menos ágil). Casi una Nouveau
Roman de Robbe-Grillett. Tomando como punto de inicio ese corolario de
Heisenberg de que el acto de observar altera al fenómeno observado, un agente
espía a una familia perfectamente ordinaria, anotando cada detalle, no importa
qué tan trivial e irrelevante, en exhaustivo detalle. A su vez este espía es
espiado por otro agente que compone su propio reporte y a su vez todos son
espiados por un tercer agente. Todos ellos son espiados en secreto por una
pareja de seres extradimensionales, que a su vez son espiados por otro mundo, y
así sucesivamente. Le toca al lector intentar descifrar la razón de todo esto,
intentar vislumbrar algún asomo de posible trama, y lo que de verdad está
ocurriendo. Nadie escribe libros así, nadie está dispuesto a experimentar a tal
grado con toda una novela. Un cuentito quizá, pero no un libro. Aun en los 60s,
mucha gente la odió, llamándola una “antinovela” (que si me preguntan a mí se
oye muy padre, yo quiero escribir una algún día), pero Aldiss ni se inmutó y
continuó con su camino. No le importaba ir a convenciones o ser popular. Todo
lo contrario. En otras palabras, un verdadero escritor.
En los 70s, Aldiss escribió desde fantasías muy
elaboradas, pero de corte más lineal, como la entretenida THE MALACIA TAPESTRY, a libros más experimentales como la ya
mencionada THE EIGHTY-MINUTE HOUR,
una excéntrica space opera donde los personajes cantan, o inclusive novelas
extrañas que ni siquiera pretendían ser ciencia-ficción, como la perturbadora BROTHERS OF THE HEAD, sobre una banda
de rock formada por dos gemelos siameses jamás separados, y sobre la tercera
cabeza que crece entre ambos… En los 80s publicó su monumental trilogía de
Helliconia, de imponente ambición y que narra nada menos que el ascenso y caída
de toda una civilización a lo largo de más de mil años y sus cuatro estaciones
que duran cada una siglos (George RR Martin también le debe una deuda a Aldiss)
en HELLICONIA SPRING (1982), HELLICONIA SUMMER (1983) y HELLICONIA WINTER (1985). Y así
sucesivamente, pasaban los años y seguían saliendo nuevos libros del señor. Aldiss
se mantuvo activo hasta el final como si fuera un chavo
de 60 años y no uno de 90. Háganse un favor y la próxima vez que escuchen su
nombre busquen alguno de sus libros. Les aseguro que no se van a arrepentir. Descanse en paz, maestro. Buen viaje...
Qué gran resumen. Envidio tu capacidad para leer en inglés.
ResponderEliminarGracias. Ignoro qué tanto de la obra de Aldiss está traducida al castellano (o disponible), pero quiero pensar que no debe ser un porcentaje menor.
EliminarAunque no me da para leer, mi inglés si me llega para entenderlo hablado. Esta entrevista y lectura de pasajes en la BBC me encantó he hizo que releyera Barbagrís. http://www.bbc.co.uk/programmes/p01mlxhn
EliminarCualquier excusa para volver a leer GREYBEARD es aceptable, en lo que a mí concierne!
EliminarLo más reciente, y leido en ese momento, de Aldiss, fué la Trilogia de Helliconia. Una maravilla! Preguntale a las generaciones que siguen sobre Twilight, Potter, y todas esas obritas modernas llevadas al cine, y te aseguro que las conocen... Como siempre, impecable tu artículo, chato...
ResponderEliminarRecuerdo que alguna vez, hace años, platicamos sobre Aldiss y en efecto me mencionaste los libros de Helliconia. Abrazo.
EliminarRecomiendas la trilogía de Helliconia? Me intriga, pero no me he lanzado todavia.
ResponderEliminarSon libros grandes, cada uno de casi 600 páginas, pero si tienes el tiempo por supuesto que la recomiendo.
EliminarExcelente y monumental obra Muy recomendable"""
EliminarEstimado Armando, aunque nunca antes había escrito, leo tus textos desde hace buen tiempo.
ResponderEliminarEspero que pronto tengas tiempo de añadir nuevas cosas. Gracias a ti es que me estoy actualizando en CF, porque me quedé más o menos en los ochentas, dado que el trabajo y otras cosas absorbieron mucho de mi tiempo para investigar.
Mucha suerte y espero que este blog siga aquí, dado que aún no he leído todo lo que tiene, jeje.
Un abrazo. Héctor
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