domingo, 19 de abril de 2015

EL VENUS DE LA IMAGINACIÓN

El viejo Venus es un mundo que en realidad ya no existe, ni lo ha hecho en mucho tiempo. Ese mundo escondido por las nubes y que debajo de las lluvias perpetuas revelaba océanos y junglas continentales pobladas por dinosaurios. Es un Venus que perdimos todos los lectores de romances planetarios baratos en 1962, cuando la sonda Mariner 2 nos reveló que debajo de esas mismas nubes solo existía un infierno donde ningún tipo de vida podía existir. De repente, de la noche a la mañana, todos esos emocionantes cuentos de Leigh Brackett y C.L. Moore, las señoras de PLANET STORIES (las verdaderas reinas de Venus, si alguna vez existió una), se convirtieron en sueños infantiles, quimeras que ningún escritor serio de CF deseaba emular. Algo vergonzoso en el pasado del género que era mejor ocultar en el closet. Y sin embargo, uno de mis cuentos favoritos de toda la vida es “The Doors of His Face, the Lamps of His Mouth” del maestro Roger Zelazny, publicado en 1965, cuando ya todos sabían que ese viejo Venus era un espejismo. A Zelazny no le importó. Zelazny recordaba con cariño esos relatos de aventuras descabelladas y quiso escribir uno. ¿Por qué no?


Casi 50 años después, Gardner Dozois y George RR Martin se vuelven a hacer la misma pregunta y el resultado es OLD VENUS, antología retro para todos aquellos que todavía recuerdan con nostalgia a la Edad de Oro de la ciencia-ficción, y hermana de la OLD MARS del año pasado. (Al viejo Marte también lo perdimos a la realidad hace mucho tiempo, pero sigue siendo un planeta de desiertos rojos, mientras que nuestra fantasía exótica de Venus jamás se pudo recuperar). En este libro no encontraran cuentos de CF Dura sobre el planeta Venus, sino todo lo contrario. Como un tesoro perdido de la era del pulp, aquí solo van a leer sobre selvas tropicales que ocultan civilizaciones perdidas y pueblos fronterizos habitados por gente desesperada. Sobre monstruos gigantes que habitan debajo de la superficie tormentosa de océanos planetarios. Sobre aventureros despiadados y princesas semidesnudas armadas tan solo con espadas.


O por lo menos esa era la idea. OLD VENUS incluye algunos relatos que en realidad no tienen mucho de pulp. Aparte de que el mundo selvático donde ocurren se llama “Venus”, la verdad son cuentos modernos con una sensibilidad contemporánea. En ese sentido, a pesar que de hecho son buenas historias, creo que fallaron en el cometido propuesto por Dozois y Martin. Por ejemplo, “Planet of Fear” de Paul McAuley, donde como de costumbre el autor usa la ciencia biológica más rigurosa para narrar su aventura. El cuento es entretenido, pero honestamente no parece algo que sería publicado en los años 40s o 50s. Lo mismo se podría argumentar sobre “The Heart’s Filthy Lesson” de Elizabeth Bear, con sus amantes enlazados a nivel cuántico, no muy retro que digamos. “By Frogsled and Lizardback to Outcast Venusian Lepers” de Garth Nix es otro que disfruté bastante, pero que tiene poco de pulp. El año pasado OLD MARS inicio con un relato de Allen M. Steele y OLD VENUS repite la faena con “Frogheads”, un relato sobre un detective privado que debe visitar Venus en búsqueda del hijo perdido de un millonario. El cuentito trae buena vibra noir, aunque de nuevo es algo que jamás habría aparecido en la Edad de Oro.

Otros escritores, por el contrario, adoptaron el reto con gusto. Mi favorito del libro quizá sea “The Drowned Celestial” de Lavie Tidhar, un verdadero Romance Planetario (así, con mayúsculas) que bien pudo aparecer en PLANET STORIES al lado de cuentos con títulos tan rimbombantes como “Lorelei of the Red Mist”. En efecto, es un cariñoso tributo a escritores del pasado como la señora Leigh Brackett (aunque los nombres y referencias pertenecen más bien al canon de la señora C.L. Moore). El año anterior Michael Moorcock contribuyó el mejor pastiche en OLD MARS con “The Last Canal” y ahora Tidhar es el que se lleva el mismo premio. Joe Lansdale, por su parte, autor que es físicamente incapaz de escribir una palabra aburrida, nos ofrece “The Wizard of the Trees” que más me recuerda a Edgar Rice Burroughs (caso curioso, no al de las novelas de Carson Napier de Venus, sino a las de John Carter de Marte), mientras que Mike Resnick, viejo veterano de mil aventuras pulp aun hoy en nuestros días, logra emular a gigantes como Otis Adelbert Kline en “The Godstone of Venus”, que tiene a los mismos dos protagonistas de “In the Tombs of the Martian Kings”, su contribución del año pasado a OLD MARS.


Cuando hablé sobre el cuento de Tidhar mencione que “quizá” era mi favorito. Esto es debido al último relato de OLD VENUS, la obra maestra “Botanica Veneris: 13 Papercuts by Ida Countess Rathangan” de Ian McDonald. El año pasado, este mismo autor me maravilló con “The Queen of the Night’s Aria”, por mucho la mejor historia de OLD MARS, y este año lo vuelve a repetir. Recordaran que hace algunos años hizo lo mismo en GALACTIC EMPIRES (otra antología de Dozois, por cierto) con su monumental novela corta “The Tear”. El relato es de estructura muy ambiciosa, con ejemplos de flora venusina como marco de distintas viñetas y anécdotas de una mujer victoriana que recorre este mundo exótico que nunca fue. Como aquellas damas muy propias del siglo XIX que viajaban a las partes más recónditas del imperio británico donde el sol jamás se escondía. (Imaginen A PASSAGE TO INDIA solo que en Venus, vaya). Sencillamente admirable. Tan solo por el cuento de Ian McDonald y el de Lavie Tidhar ya vale el precio de toda la antología.

Por cierto, no dudo que el nombre de Martin está en la portada más que nada por su poder de venta estos días, y que Dozois es el que hace la verdadera edición (de hecho, OLD VENUS se lee como la mayoría de las antologías que edita Dozois por sí solo, desde las THE YEAR’S BEST SCIENCE FICTION a las temáticas que saca de vez en cuando, sobre todo por las introducciones a cada cuento), pero mientras en efecto logren vender bien, eso no me importa. Por desgracia, asumo que las antologías que únicamente tienen el nombre de Dozois en la portada no venden tanto como estas. A fin de cuentas lo valen. Como pueden ver son productos finales muy bonitos, y se ven muy bien en cualquier anaquel.


En resumen, a pesar de algunos altibajos (típicos de cualquier antología), si de vez en cuando sienten esa nostalgia por el Venus de nuestras infancias, cuando nuestra imaginación era lo único que limitaba las historias dentro de nuestra cabeza, o tan solo sobre ese tipo de aventuras fumadas que simplemente ya no se escriben hoy por hoy, OLD VENUS puede ser lo que están buscando.