viernes, 23 de agosto de 2013

EL REGRESO DE CHARLES STROSS

Entre los libros que me llegaron en masa hace unas semanas venia NEPTUNE’S BROOD, la más reciente novela del genial Charles Stross. Después de devorar el libro de Gardner Dozois que mencioné en la postal anterior, éste era al que le tenía echado el ojo desde un principio. NEPTUNE’S BROOD es una especie de secuela (más o menos) a su SATURN’S CHILDREN de hace un par de añitos. Quizá se acuerden que aquella novela, a pesar de ser muy entretenida y de rápida lectura, tenía algunos problemitas. Llena de ideas pero algo ligera de trama, la “historia” era tan solo una débil excusa para ir saltando de un planeta a otro y enseñarnos las maravillas del Sistema Solar reinventado por la fértil imaginación de Stross, una especie de Guía Picaresca del Viajero Interplanetario. Esto no tiene nada de malo, por supuesto. Tan solo el año pasado el mismísimo Kim Stanley Robinson hizo lo mismo con su novela 2312 y hasta un Nebula le dieron. (Y es la favorita para llevarse el premio Hugo en dos semanas). Sin esforzarme demasiado, recuerdo otras novelas picarescas de CF que siguen este mismo molde, como IMPERIAL EARTH de Arthur C. Clarke, así como la verdaderamente extraordinaria THE OPHIUCHI HOTLINE de John Varley. Supongo que VACUUM FLOWERS de Michael Swanwick cae en la misma definición.


Con NEPTUNE’S BROOD Stross vuelve al formato picaresco. Es solo que en esta ocasión se toma la molestia de ofrecernos una trama verdadera, además de no escatimar en maravillas. Han pasado miles de años (un salto en el tiempo que nos recuerda las últimas novelas del ciclo de DUNE del maestro Frank Herbert), y la humanidad se ha elevado y caído tres veces desde el final del libro anterior (lo que recuerda, a su vez, las novelas de Olaf Stapledon). Nuestra heroína, Krina Alizond-114, está a la caza de su hermana desaparecida Ana Graulle-90, que tiene la otra mitad del legendario Atlantis Carnet, un instrumento financiero que resultó de un mega-fraude (una especie de pirámide que casi accidentalmente logró la colonización de las estrellas) y que nadie cree existe en realidad. Krina, verán ustedes, es una especie de contadora pública, y en este futuro existen tres tipos de dinero (el lento, el medio, y el rápido), lo cual es de capital importancia aquí pues el sistema de viajes y comercio interestelar esta basado casi completamente en deuda... Todos los escritores de CF intentan imaginar sociedades por venir, pero poquísimos se molestan en inventar nuevas formas de pago (aparte de inventarse nombres tontos en vez de dólares y pesos, y hasta ahí). Son menos aun los que lo logran.
 
 
Antes de que crean que esto es una especie de novela para economistas aburridos, déjenme mencionar que Krina viaja a bordo de una inmensa catedral espacial. Una colosal nave que desgraciadamente es atacada por piratas. Piratas que venden seguros. ¿Ya mencioné a los pulpos comunistas? En el planeta acuático de Shin-Tethys, Krina debe transformar su cuerpo una y otra vez en su loco afán. Afán compartido por estafadores y rateros y gente aún más indeseable. (Hey, los estafadores tenemos en el fondo buen corazón). En otras palabras, la Guía Interplanetaria del Sistema Solar en unos cuantos siglos, ha dado un gigantesco salto no solo en el tiempo sino en el espacio y ahora toda la galaxia se convierte en el campo de juego de Stross. Paul Di Filippo, que sabe más que todos nosotros juntos, inclusive ya ha comprado NEPTUNE’S BROOD con clásicos del género como THE STARS MY DESTINATION de Alfred Bester y NORSTRILIA de Cordwainer Smith, en términos de invención y diversión. Si de verdad quieren leer lo mejorcito que está produciendo la CF hoy, no hace 40 o 50 años, háganse un favor y lean esta novelita.

(Por cierto, no pude evitar incluir ambas portadas del libro solo para que podamos comparar las diferentes estrategias editoriales entre Estados Unidos e Inglaterra. La primera portada que puse es la edición británica. La segunda, la de la chava desnuda, es la gringa. Recordaran la portada de SATURN’S CHILDREN gringa, con la chava de pelo violeta enseñando parte de sus bubis. La que puse arriba fue la otra edición. No estoy criticando nada. Asumo que cada quien sabe mejor que yo como llegar a sus respectivos mercados. Es solo que se me hizo interesante el contraste)

jueves, 8 de agosto de 2013

LO MEJOR DEL AÑO EN LA CIENCIA-FICCIÓN (2012-2013)

Como mencioné en el Face el otro día, después de no recibir libros en casi un mes, de repente me llegaron varios al mismo tiempo. Mejor razón para sacar del sarcófago y desempolvar al blog no pude encontrar. Me tardé algunos días porque el primero que escogí era un tabique de casi 800 páginas. No importa. Siempre que llega es invariablemente el primero que leo, pues me estoy refiriendo a THE YEAR’S BEST SCIENCE FICTION, la antología anual de Gardner Dozois, que precisamente cumple su treinta aniversario con este volumen. No hay palabras para describir el orgullo que siento por tener todos y cada uno de estos 30 volúmenes en los anaqueles de mi casa. Año tras año, no importa qué ocurriera en mi vida y en el mundo real, los he ido comprando fielmente y el esfuerzo ha valido la pena por mucho. Para todas aquellas personas que no tienen el tiempo para leer todas las revistas de CF en el mercado, la antología de Dozois es la solución.


Hoy en día, claro, la antología de Dozois ya no es la única que intenta recopilar lo mejor del año en el género de la CF. Está la de David Hartwell, por ejemplo (aunque por alguna razón este año la van a sacar hasta diciembre), mientras que la YEAR’S BEST SCIENCE FICTION & FANTASY editada por Rich Horton cumple ya cuatro añitos. Sin embargo, continúa siendo un hecho aceptado que la antología por vencer de cada año sigue siendo la de Dozois. Si solo les alcanza para comprar una, no le busquen más. Es la más grande, para empezar, lo que le permite ofrecernos no solo los cuentos cortos, sino además una gran variedad de novelas cortas. En mi opinión esto es de capital importancia porque en la CF es en las novelas cortas donde se puede experimentar más. Lo que distingue a esta antología por sobre las demás, sin embargo, es la introducción (de casi cien páginas) donde Dozois hace un análisis y resumen del año pasado en la CF, desde qué revistas nuevas existen (con sus correspondientes direcciones y guidelines para escritores) hasta breves comentarios sobre las colecciones, antologías y novelas del año anterior. Inclusive se da el tiempo de hablar de las películas y series de TV del género, así como, lamentablemente, de los obituarios del año. (Este año muy grande la lista)


¿Y qué tal la selección de cuentos? Este año la tenía difícil. El volumen anterior incluía joyas como “The Choice” de Paul McAuley, o “The Ice Owl” de Caroline Ives Gillman (ninguna de las dos ganó un Hugo o un Nebula, pero en un mundo perfecto lo hubieran hecho), así como la monumental “The Man Who Bridged the Mist” de Kij Johnson, la novela corta que se acabó llevando el Hugo y el Nebula. Afortunadamente, este año no dejó de producir maravillas propias. El primer relato de la antología, “Weep for Day” de Indrapramit Das es un estupendo ejemplo. Confieso que el nombre del autor me es desconocido, aunque recuerdo bien cuando leí este mismo cuento hace unos meses en ASIMOV’S. No me sorprende volvérmelo a encontrar. La trama es casi incidental (una mujer recordando un viaje en tren que tomó cuando niña). Lo extraordinario aquí es el fabuloso mundo que crea en tan corto espacio. En el futuro intentaré buscar más de la obra de este escritor nuevo. Esta es una de las virtudes de la antología de Dozois, por cierto. Como mencioné aquí mismo el año pasado, fue gracias a estos volúmenes que descubrí (hace ya casi veinte años) a cierto escritor entonces desconocido de nombre Greg Egan.

Otro cuento que me gustó mucho fue “The Memcordist” de Lavie Tidhar, quien se ha convertido en unos de los principales autores de literatura fantástica en años recientes. El cuentito apareció originalmente en ECLIPSE ONLINE, la antología en línea que edita Jonathan Strahan, y es uno de sus mejores. Ocurre en el mismo universo de la Central Station (aunque nunca aparece). Antes de nacer, al protagonista le instala su madre un aparatito que graba cada momento de su vida. Resulta que es una vida nada interesante. Tiene pocos seguidores. Es decir, vive una existencia ordinaria. Excepto por un pequeño detalle al que regresamos obsesivamente una y otra vez (el relato está escrito en forma no-lineal). Si le quieren echar el ojo, aquí les dejo el link para que lo lean gratis:


Por cierto, Tidhar tiene un segundo cuento en este mismo volumen, “Under The Eaves”, que también pertenece al ciclo de la Central Station, que tan popular se ha vuelto recientemente (recuerdo que el primer cuento de la serie “The Smell of Orange Groves” apareció en dos diferentes antologías de lo mejor del año). Es una verdadera lástima que su nombre todavía no sea tan conocido aquí en México.


Otro que me encantó fue el de “The Girl-thing Who Went Out For Sushi” de Pat Cadigan, un cuento que salió en EDGE OF INFINITY, también editada por Jonathan Strahan. Tengo la colección, pero era uno de los relatos que nunca había leído por alguna razón. Qué bueno que la antología de Dozois me ofreció la oportunidad de cambiar esto. Trata sobre una trabajadora en la órbita de Júpiter. Casualmente solo tiene dos piernas. La mayoría de los obreros en órbita joviana son octópodos, y se hacen llamar sushi. Muy pero muy entretenida. Llena de ideas locas. Una historia algo irreverente, que no se toma las cosas muy en serio. En mi opinión debería haber más así.


El genial Hannu Rajaniemi nos recuerda que adoramos sus novelas pero nos enamoramos originalmente de sus bizarros cuentos cortos, con su “Tyche & the Ants”, donde la pequeña protagonista vive en una jaula de oro en la Luna, pero cuya verdadera vida secreta ocurre en la Otra Luna, detrás de la Puerta Secreta. Igualmente, Aliette de Bodard nos vuelve a maravillar con “Ship’s Brother” otro relato en su serie de “Xuya” (un futuro dominado por China y… los Aztecas, los únicos dos imperios en nuestro mundo con los recursos suficientes para tener programas espaciales) y que sirve como una especie de continuación de los inolvidables “Shipmaker” y “Shipbirth”.

Hay una que otra selección dudosa, debo admitir. Por ejemplo, vienen dos cuentos de Elizabeth Bear: “In the House of Aryaman, a Lonely Signal Burns” (bellísimo título) y la de “The Wreck of the Charles Dexter Ward” que coescribió con Sarah Monette. Ambos son buenos, y si alguien merece tener dos cuentos aquí es ella, pero personalmente yo habría preferido el de “The Deeps of the Sky”, que publicó en la mencionada EDGE OF INFINITY de Strahan.

Obviamente podría pasarme todo el día hablando de los cuentos aquí presentes. Para no aburrirlos más, y sin dar spoilers, otros que me gustaron mucho fueron: “The Water Thief” de nuestro viejo conocido Alastair Reynolds, “Nightside on Callisto” de Linda Nagata, “Fireborn” del siempre idiosincrático Robert Charles Wilson, y “Eater-of-Bone” de Robert Reed, otro relato más en su larga secuencia de la Gran Nave.

Antes que se me olvide, el cuento de Eleanor Arnason de este año fue el de “Holmes Sherlock” y también se puede leer gratis en línea en la página de ECLIPSE ONLINE (la revista tuvo un buen año como pueden ver). De una vez aquí les dejo el link también: