Como mencioné en el Face el
otro día, después de no recibir libros en casi un mes, de repente me llegaron
varios al mismo tiempo. Mejor razón para sacar del sarcófago y desempolvar al
blog no pude encontrar. Me tardé algunos días porque el primero que escogí era
un tabique de casi 800 páginas. No importa. Siempre que llega es invariablemente
el primero que leo, pues me estoy refiriendo a THE YEAR’S BEST SCIENCE FICTION, la antología anual de Gardner
Dozois, que precisamente cumple su treinta aniversario con este volumen. No hay
palabras para describir el orgullo que siento por tener todos y cada uno de
estos 30 volúmenes en los anaqueles de mi casa. Año tras año, no importa qué
ocurriera en mi vida y en el mundo real, los he ido comprando fielmente y el
esfuerzo ha valido la pena por mucho. Para todas aquellas personas que no
tienen el tiempo para leer todas las revistas de CF en el mercado, la antología
de Dozois es la solución.
Hoy en día, claro, la
antología de Dozois ya no es la única que intenta recopilar lo mejor del año en
el género de la CF. Está la de David Hartwell, por ejemplo (aunque por alguna
razón este año la van a sacar hasta diciembre), mientras que la YEAR’S BEST SCIENCE FICTION & FANTASY
editada por Rich Horton cumple ya cuatro añitos. Sin embargo, continúa siendo
un hecho aceptado que la antología
por vencer de cada año sigue siendo la de Dozois. Si solo les alcanza para
comprar una, no le busquen más. Es la más grande, para empezar, lo que le
permite ofrecernos no solo los cuentos cortos, sino además una gran variedad de
novelas cortas. En mi opinión esto es de capital importancia porque en la CF es
en las novelas cortas donde se puede experimentar más. Lo que distingue a esta
antología por sobre las demás, sin embargo, es la introducción (de casi cien
páginas) donde Dozois hace un análisis y resumen del año pasado en la CF, desde
qué revistas nuevas existen (con sus correspondientes direcciones y guidelines
para escritores) hasta breves comentarios sobre las colecciones, antologías y
novelas del año anterior. Inclusive se da el tiempo de hablar de las películas
y series de TV del género, así como, lamentablemente, de los obituarios del año.
(Este año muy grande la lista)
¿Y qué tal la selección de
cuentos? Este año la tenía difícil. El volumen anterior incluía joyas como “The
Choice” de Paul McAuley, o “The Ice Owl” de Caroline Ives Gillman (ninguna de
las dos ganó un Hugo o un Nebula, pero en un mundo perfecto lo hubieran hecho),
así como la monumental “The Man Who Bridged the Mist” de Kij Johnson, la novela
corta que se acabó llevando el Hugo y
el Nebula. Afortunadamente, este año no dejó de producir maravillas propias. El
primer relato de la antología, “Weep for Day” de Indrapramit Das es un
estupendo ejemplo. Confieso que el nombre del autor me es desconocido, aunque
recuerdo bien cuando leí este mismo cuento hace unos meses en ASIMOV’S. No me sorprende volvérmelo a
encontrar. La trama es casi incidental (una mujer recordando un viaje en tren
que tomó cuando niña). Lo extraordinario aquí es el fabuloso mundo que crea en
tan corto espacio. En el futuro intentaré buscar más de la obra de este
escritor nuevo. Esta es una de las virtudes de la antología de Dozois, por
cierto. Como mencioné aquí mismo el año pasado, fue gracias a estos volúmenes que
descubrí (hace ya casi veinte años) a cierto escritor entonces desconocido de
nombre Greg Egan.
Otro cuento que me gustó mucho
fue “The Memcordist” de Lavie Tidhar, quien se ha convertido en unos de los
principales autores de literatura fantástica en años recientes. El cuentito
apareció originalmente en ECLIPSE ONLINE,
la antología en línea que edita Jonathan Strahan, y es uno de sus mejores. Ocurre
en el mismo universo de la Central Station (aunque nunca aparece). Antes de
nacer, al protagonista le instala su madre un aparatito que graba cada momento
de su vida. Resulta que es una vida nada interesante. Tiene pocos seguidores. Es
decir, vive una existencia ordinaria. Excepto por un pequeño detalle al que
regresamos obsesivamente una y otra vez (el relato está escrito en forma
no-lineal). Si le quieren echar el ojo, aquí les dejo el link para que lo lean
gratis:
Por cierto, Tidhar tiene un segundo cuento en este
mismo volumen, “Under The Eaves”, que también pertenece al ciclo de la Central Station,
que tan popular se ha vuelto recientemente (recuerdo que el primer cuento de la
serie “The Smell of Orange Groves” apareció en dos diferentes antologías de lo mejor del año). Es una verdadera lástima
que su nombre todavía no sea tan conocido aquí en México.
Otro que me encantó fue el de “The Girl-thing Who Went
Out For Sushi” de Pat Cadigan, un cuento que salió en EDGE OF INFINITY, también editada por Jonathan Strahan. Tengo la colección,
pero era uno de los relatos que nunca había leído por alguna razón. Qué bueno
que la antología de Dozois me ofreció la oportunidad de cambiar esto. Trata sobre
una trabajadora en la órbita de Júpiter. Casualmente solo tiene dos piernas. La
mayoría de los obreros en órbita joviana son octópodos, y se hacen llamar
sushi. Muy pero muy entretenida. Llena de ideas locas. Una historia algo irreverente,
que no se toma las cosas muy en serio. En mi opinión debería haber más así.
El genial Hannu Rajaniemi nos recuerda que adoramos
sus novelas pero nos enamoramos originalmente de sus bizarros cuentos cortos,
con su “Tyche & the Ants”, donde la pequeña protagonista vive en una jaula
de oro en la Luna, pero cuya verdadera
vida secreta ocurre en la Otra Luna, detrás de la Puerta Secreta. Igualmente,
Aliette de Bodard nos vuelve a maravillar con “Ship’s Brother” otro relato en
su serie de “Xuya” (un futuro dominado por China y… los Aztecas, los únicos dos
imperios en nuestro mundo con los recursos suficientes para tener programas
espaciales) y que sirve como una especie de continuación de los inolvidables “Shipmaker”
y “Shipbirth”.
Hay una que otra selección dudosa, debo admitir. Por ejemplo,
vienen dos cuentos de Elizabeth Bear:
“In the House of Aryaman, a Lonely Signal Burns” (bellísimo título) y la de “The
Wreck of the Charles Dexter Ward” que coescribió con Sarah Monette. Ambos son
buenos, y si alguien merece tener dos cuentos aquí es ella, pero personalmente
yo habría preferido el de “The Deeps of the Sky”, que publicó en la mencionada EDGE OF INFINITY de Strahan.
Obviamente podría pasarme todo el día hablando de los
cuentos aquí presentes. Para no aburrirlos más, y sin dar spoilers, otros que
me gustaron mucho fueron: “The Water Thief” de nuestro viejo conocido Alastair
Reynolds, “Nightside on Callisto” de Linda Nagata, “Fireborn” del siempre idiosincrático
Robert Charles Wilson, y “Eater-of-Bone” de Robert Reed, otro relato más en su
larga secuencia de la Gran Nave.
Antes que se me olvide, el cuento de Eleanor Arnason
de este año fue el de “Holmes Sherlock” y también se puede leer gratis en línea
en la página de ECLIPSE ONLINE (la
revista tuvo un buen año como pueden ver). De una vez aquí les dejo el link también:
Esa portada la reconozco de otra parte, sensei.
ResponderEliminarO estoy imaginando cosas?
Como te decía en Facebook, mi estimado, es la misma ilustración de Michael Whelan que utilizaron para la novela FOUNDATION & EARTH de Asimov hace casi 30 años. No me preguntes por qué la usaron otra vez...
EliminarPostcards from the Edge ha regresado!
ResponderEliminarCaramba, señor, ahora si la espera fue insoportable.
Creo que eres de los primeros en todo el mundo que hace reseña de este libro. Hasta en la página de Amazon solo hay un comentario (no muy util, por cierto)
Un abrazo.
La unica razon por que conozco a Lavie Tidhar es por su novela OSAMA que recomendaste el año pasado.
ResponderEliminarMuy, pero MUY buena.
Bienvenido de vuelta a la blogosfera, mi hermano!
Suena como que ese de Edge of Inifinity tambien amerita una postal del blog!
ResponderEliminarNo es mala idea.
EliminarA la mejor esa recibe más comentarios...
Gracias por el link de "The Memcordist", sensei!
ResponderEliminarMe encantó! Que gran cuento, en serio.
(El otro de Tidhar tambien es tan bueno? TENGO que comprar este libro!) :)
Sí, sí. Es de lo mejorcito de toda la antología. Me recuerda esos primeros cuentos que solía escribir Alastair Reynolds, como “Galactic North”, o quizá hasta “Thousandth Night”, ambos llenos de ideas e invenciones frenéticas.
EliminarLos cuentos de la Central Station ocurren todos en un Tel Aviv del futuro (Lavie Tidhar creció en Israel), y son un poco más tranquilitos.
Como te comente en Facebook, no me gusto tanto el cuento de Rajaniemmi. Me sorprendio porque me encanto su novela “The Quantum Thief”
ResponderEliminarTe contesto entonces lo mismo que te puse en Face (jaja)
EliminarCreo que a mí me gustó el cuentito más que a ti, pero admito que “Tyche & the Ants” no es su mejor. Me gusta mucho más por ejemplo su “Elegy for a Young Elk” de hace un par de años. (En la antología anual de Dozois de ese año hay un cuento de Chris Beckett que Dozois dice le recuerda a Zelazny. En mi opinión, el que recuerda mucho más a Zelazny es el de Rajaniemi)