jueves, 1 de noviembre de 2012

¡NÚMERO ESPECIAL DE FIN DE AÑO DE ASIMOV’S!

Quiero agradecer a todos los que me han mandado mensajes, o me lo han dicho a mi cara, preguntándome porqué ya no escribo tanto en el blog. Nada mejor para un escritor que recibir un poco de feedback positivo. Por eso mismo, he decidido dejar de postear tanto en Facebook y mejor escribir una entrada diaria en el blog durante esta semana. Como de cualquier manera ahorita estoy leyendo el número más reciente de ASIMOV’S que me llegó, no se me ocurre mejor manera de comenzar el experimento. La revista divide opiniones, como siempre, pero algo que nadie está dispuesto a negar es el hecho que continua siendo la mejor revista de Ciencia-Ficción en el mercado profesional hoy por hoy. El numero más sobresaliente del año usualmente es el especial doble de Octubre/Noviembre, por casualidad el que tengo en mis manos en este momento, que incluye hasta dos novelas cortas dentro de sus páginas, un manojo de cuentos largos y otro tanto número igual de cuentos cortos. Es de hecho una de las mejores antologías de todo el año de cualquier editorial. Este año no es la excepción.



Comenzamos con la novela corta “The Stars Do Not Lie” de Jay Lake, un escritor cuyo nombre ha crecido mucho en años recientes (aunque por supuesto es virtualmente desconocido aquí en nuestro país). A Lake yo lo recuerdo bien por su trilogía sobre la City Imperishable, fantasía de corte muy barroco, y sobre todo por su serie de cuentos y novelas en el Mainspring Universe donde, cansado de la etiqueta de “Steampunk” que todos le querían aplicar a la fuerza, sencillamente acuñó el término “Clockpunk” e inicio un subgénero por sí solo. En esta ocasión nos ofrece una fascinante historia en un mundo paralelo al nuestro, idéntico en tantísimos detalles y completamente alieno en otros. En este mundo es una creencia aceptada que el Hombre tiene 6000 años de antigüedad y ni uno más, como insisten los fanáticos religiosos de nuestro propio mundo, los Creacionistas, e intentar discutir el punto solo trae problemas. Para la desgracia de nuestro protagonista y su (quizá ingenua) búsqueda científica de la Verdad, descubre una nave espacial en los límites del sistema solar con su telescopio, lo cual es toda la evidencia que ciertos herejes necesitan para alimentar su idea de que el Hombre tiene 6000 años en la Tierra... porque fue entonces cuando llegó de las estrellas. Poco después averiguamos que esta situación no es completamente desconocida para la Iglesia, y una carrera en naves voladoras de vapor a una isla con un secreto prohibido se inicia. Es, pues, una extraña mezcla de eruditos debates teológicos y una historia de aventuras. ¿Qué más quieren de la vida, señores? Como muchos de los relatos de Lake, está repleta de tantas ideas que el lector se queda con ganas de que ojala hubiera escrito mejor toda una novela. (O en el caso contrario, que no hubiera incluido tantas ideas, algunas de las cuales, por entretenidas que sean, en realidad no mueven la trama)

Mejor aun es la otra novela corta, “The Mongolian Book of the Dead” de Alan Smale, autor del que admito he leído muy poco. Cien años en nuestro futuro, China invade a Mongolia, país donde nuestro pobre protagonista andaba de visita. Un pequeño grupo de guerrilleros lo secuestran y se lo llevan con una shaman con el extraño propósito de invocar ayuda del pasado legendario, incluyendo al gran Khan en persona. No todos están de acuerdo que esto sea buena idea, entre ellos la hermana de la shaman. Es obvio que el autor está trazando más de un paralelo con la invasión de Tíbet hace más de medio siglo, y nos ofrece una visión de lo que pudo ser. Lo maravilloso aquí es la manera en que la novelita logra recrear la geografía, la cultura cotidiana y sobre todo la historia de este país tan poco conocido aun en  nuestros días (¿cuántos libros o películas o comics o series de TV conocen que ocurran en Mongolia?) con una prosa lirica que, sin embargo, no parece forzada o artificial. Muchos escritores en México podrían aprender.


Relatos de literatura fantástica que ocurren dentro de la antigua Unión Soviética se han convertido, en años recientes, en el dominio exclusivo de Ekaterina Sedia, ya sea en novelas como THE SECRET HISTORY OF MOSCOW, o THE ALCHEMY OF STONE,  o la muy reciente HEART OF IRON. Aquí con “A Handsome Fellow” nos lleva de vuelta al brutal sitio de 900 días de Leningrado durante la Segunda Guerra Mundial por parte de los ejércitos alemanes. Como en la novela corta anterior, el principal atractivo aquí es la manera de recrear un lugar y un tiempo especifico. Svetlana y su familia se están muriendo de hambre poco a poco. Rumores de caníbales, verdaderos o imaginados como los legendarios upyri, abundan en cada casa de la asediada ciudad. Un buen día, un muchacho no tan mal parecido que vive al lado decide acompañarla a buscar algo de comer en los peligrosos mercados negros, y es el inicio de una extraña relación. Por un momento temí que esto fuera a ser una especie de FIENDS OF THE EASTERN FRONT (o en todo caso una variación más como 30 DAYS OF NIGHT: RED SNOW), pero afortunadamente, la señora Sedia conoce su oficio mejor que eso. Aun así, la premisa no es la más original; el chiste reside en la manera de contarla.

Nuestro viejo conocido, Paul McAuley, nos ofrece el cuento “Antarctica Starts Here” que me recordó más bien al Kim Stanley Robinson de años recientes, y no solo por la locación. Nuestro narrador maneja un negocio para turistas que vienen a visitar lo que sobrevive del continente gélido después que el calentamiento global lo ha mermado severamente. Su mejor amigo, y quizá el personaje más interesante de la historia, sueña con los días ya desaparecidos de aventura y gloria en este continente, y está dispuesto a ir muy lejos, quizá demasiado, para recuperarlos. El autor espolvorea algunos elementos de CF en el relato, casi por obligación parecería, que no son necesarios para que éste funcione. La verdad, prefiero al McAuley visionario, cuando escribe historias que ocurren a distancias imposibles como el año Un Millón, donde se puede dar el lujo de desatar a su descarriada imaginación, pero no está malo el cuento.


El único otro que me encantó fue el de Eugene Mirabelli. Su melancólica “This Hologram World” me recuerda mucho aquellos conmovedores cuentos que Ian MacLeod escribía al principio de los 90s, como “Starship Day”, o “The Summer Isles”, o “New Light on the Drake Equation”, o “Isabel of the Fall”, o… Podría continuar todo el día (MacLeod aparecía todos los años en las antologías de Dozois, a veces con más de un relato por año). En esta ocasión, un físico debe aprender a lidiar con el mundo y la realidad que lo rodea después de la muerte de su esposa, quien además era el amor de toda su vida desde la infancia. Literalmente es incapaz de vivir sin su presencia a su lado. Ambos eran ateos, así que ni el dudoso alivio de una existencia después de la muerte le queda de ella. Su único otro amor son las matemáticas, y es precisamente su obsesión con los hoyos negros, la teoría de cuerdas y la entropía de la información la que le ofrece una posible, aunque amarga, solución... si está dispuesta a aceptarla. A diferencia del relato de McAuley, los elementos de CF no están aquí solo de adorno, sino que tienen una razón de ser muy específica, y efectivamente el cuento no funcionaría sin ellos. No es tan fácil lograr esto, pero tampoco es sorprendente hallar esta habilidad en este autor. Recordemos que Mirabelli es el mismo escritor de la monumental novela THE LANGUAGES NOBODY SPEAKS, que más que CF fue comparada por más de un crítico con la obra de Milán Kundera.

Quizá también recomendaría yo “The Ghost Factory”, sobre un hombre que vive en las ruinas del hospital donde solía trabajar, junto con los fantasmas de todos sus antiguos pacientes, en particular una muchacha (claro). Es un relato triste, cuya inevitable conclusión es que todo el mundo es, en realidad, una fábrica de fantasmas.

Como de costumbre, les recomiendo que se consigan una suscripción a esta revista (entre otras) no en el futuro cercano o en una semana o dos, sino ya. El número doble de Octubre/Noviembre es el lugar ideal para enamorarse de esta revista. No se van a arrepentir.

8 comentarios:

  1. Yo me quede en el de junio, jajaja!
    Necesito sentarme a leerlos lo antes posible.

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  2. Si es cierto, ya nos tenias abandonados a los que no comulgamos con Facebook.

    (Ah, y Mirabelli es MUY bueno. Tienes toda la razon)

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  3. Tengo años de no leer un Asimov's. Como desde los 90s... :P

    Me picaste la curiosidad, me pregunto si todavía lo venden en las tiendas del sr. Slim...

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    1. No, mi estimado Pepe. Tu pregunta es hasta tierna.
      Tiene los años y los AÑOS que esta revista no llega a las tiendas de su majestad Slim…

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    2. Jajaja! :P
      Te digo que me quedé en los 90s...
      Afortunadamente ya existe la tienda de Kindle :D
      Saludos...

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  4. Sea en el blog, en fb o para desconocidos jurados de concursos, siempre habrá lectores para ti.
    Suenan bien esos cuentos donde el elemento científico es tan importante. Hard SF a la vieja usanza :-)

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    1. Las novelas cortas, que en realidad no dependen tanto de los elementos científicos, también resultaron muy buenas.

      (Y gracias)

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  5. Acabando mi lectura atrasada de las postales del mes (jajaja), esta es sobre la que mas puedo opinar.
    Como sabes soy viejo fan de ASIMOV'S, y mis favoritos son los numeros dobles de fin de año.
    Los de Jay Lake y Ekaterina Sedia son muy buenos!

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