miércoles, 20 de julio de 2016

LA MEJOR NOVELA DEL 2016?

Cuando platiqué sobre CENTRAL STATION de Lavie Tidhar el mes pasado me atreví a decir que iba a ser muy posiblemente la mejor novela de CF del año. A pesar de que era apenas Junio vi difícil que llegara alguna otra igual de buena. Ya me había advertido mi amigo Elías Combarro, sin embargo, sobre la existencia de otro libro que quizá tendría algo que decir al respecto. Como mi amigo vive enchufado en una realidad virtual que le permite leer libros día y noche sin descanso pues le hice caso y, a pesar que la novela nunca bajó lo suficiente de precio en Amazon, compré TOO LIKE THE LIGHTNING de Ada Palmer, una autora cuyo nombre me era por completo desconocido. Diez días después (la lectura es densa aunque de alguna manera nunca lo parece), creo que sigo anonadado. Mareado seria la palabra correcta. Honestamente no recuerdo una primera novela de esta envergadura. Quizá THE GOLDEN AGE de John C. Wright hace 15 años, pero aun esa se quedaba corta en términos de ambición comparada con esta. Bester es el otro nombre que me llega a la cabeza, mientras intento desesperadamente encontrar un precedente. Este monstruo parece escrito por un veterano de veinte años de carrera y en la cumbre de sus poderes creativos. La obra de un Gene Wolfe después de haberse enclaustrado un par de años quizá. De hecho, quiero pensar que el blog se creó específicamente para este tipo de libros, que me entusiasman tanto pero que por alguna razón no son del todo conocidos. (Busquen reseñas de TOO LIKE THE LIGHTNING y van a encontrar tan solo un manojo, y ninguna de los sospechosos comunes. Por alguna razón no le están haciendo mucha promoción a este libro)

Lo primero que debo decir es que no es para todo mundo, algo que a la mejor le va a perjudicar a la hora de los premios. Desde el principio la autora nos avienta al lado profundo de la piscina (es más, nos arroja a la parte sin fondo) donde debemos aprender a nadar, y muy rápido, o ahogarnos. Lo que Palmer ha construido aquí es un futuro totalmente alieno para un lector de principios del siglo XXI, de la misma manera que nuestro presente de cazadores de Pokemon Go seria por completo incomprensible para alguien del siglo XV. Es decir, no un “futuro” con meros cambios cosméticos (a la STAR TREK) o de costumbres reconocibles pero exageradas hasta el punto de la caricatura. Eso podría entenderse de la misma manera que Swift lo era para sus lectores del siglo XVIII. Esto es un futuro que raya en lo incognoscible y Palmer jamás quita el pie del acelerador. Más de una persona ha resaltado el hecho que Palmer es graduada con doctorado de Harvard. Quizá es porque yo soy economista pero a mí me impresionó más que dé clases de historia en la Universidad de Chicago, y esto se refleja desde la primera página. Novela erudita, culta (en México la habrían rechazado desde el principio), empapada de historia, no solo los detalles de los siguientes cinco siglos sino de los anteriores al nuestro. Novela de ciencia-ficción política, pero también filosófica. Escrita además con un estilo arcaico, que muy intencionalmente recuerda al de la literatura de la Ilustración, de las ideas del siglo XVIII, el Siglo de las Luces y su santo patrono Voltaire (los lectores más agiles reconocerán que la manera en que el protagonista narra la historia le debe más de una deuda a CANDIDE) de la misma manera que THE DIAMOND AGE pretendía evocar una época anterior solo que en el futuro.

Agarro una frase (completamente) al azar para ilustrar mi punto:

As a slave-convict I might have added my sweat-drenched kilometer to the railroads that saddled the great continents, my heaven-bound cable to the first Space Elevator, or sweated on the rigging of the Santa Maria as she erased the dragons at the world’s end and knit the whole sphere closed.

Lectores habituales del blog ya saben que no soy mucho de andar citando las obras que leo (de hecho creo que es la primera vez que lo hago) pero es que aun tomada fuera de contexto encuentro esta frase bellísima, y así es todo el libro.

La novela consiste en la crónica de una semana épica del siglo XXV preparada para futuros lectores de siglos aún más distantes. Siete días que literalmente cambian la historia de la humanidad. Una crónica escrita por nuestro principal protagonista Mycroft Canner, que constantemente interrumpe su propia narración para dirigirse al lector. Canner es un esclavo, pero un esclavo como los que describía Tomas Moro: alguien que ha cometido un crimen y, en vez de ir a prisión donde no contribuye nada a la sociedad sino todo lo contrario, debe pagar su deuda sirviendo a varios amos sin remuneración alguna. (Palmer se toma su tiempo para revelar la identidad de Canner. Por desgracia la solapa de la cubierta ya revela demasiado antes de iniciar la lectura. Quizá el único defecto físico de un producto bastante cuidado en cada detalle). Resulta que Mycroft es más de lo que aparenta, y es un esclavo que sirve y conoce bien a todas y cada una de las figuras más importantes de este siglo futuro. Cada capítulo nos presenta a nuevos personajes en distintas partes del mundo lo que convenientemente nos permite conocer todos los aspectos de este universo. Al principio este truco parece ingenioso aunque quizá demasiado conveniente… hasta que averiguamos quién es Mycroft Canner en realidad.

Este es un mundo donde la tecnología ha hecho que viajar alrededor del mundo sea asunto de una hora o menos por lo que las naciones como las conocemos han desaparecido (algo común en el género) pero además también las corporaciones multinacionales (algo no muy común para nada en nuestro genero hoy en día). En este mundo futuro las personas se juntan por intereses comunes, no por errores de geografía (siempre he pensado que no hay nada más absurdo que sentir lealtad por el lugar donde naciste). Desde las grandes agrupaciones de millones de personas hasta una unidad familiar, todo es por amistades con intereses similares no por atracción sexual (que como todos sabemos es una muy pobre base para intentar construir una relación por el resto de tu vida). Un mundo donde los pronombres personales carecen de sentido, pero con un propósito diferente a los de una novela de Le Guin, por ejemplo. (O Delany, si vamos al caso más extremo pero menos conocido). Todos son “ellos”, they o them, aunque la autora ocasionalmente decide usar arcaísmos como “él” y “ella” por razones varias, lo cual no aminora la complicación ya que en más de una ocasión usa un “él” para alguien que resulta mujer y viceversa. Igual que Monsieur le docteur Ralph en CANDIDE, Mycroft Canner es un narrador que le gusta jugar con las expectativas de sus lectores. Para ser una novela de ciencia-ficción tan visionaria en realidad no hay tantos adelantos tecnológicos. Lo del transporte casi instantáneo jamás se explica, por ejemplo. (Aunque los mentados coches voladores son fundamentales para la trama). Detalles como las habilidades del niño Bridger además parecerían inclinar la novela ligeramente al reino de la fantasía. A pesar de esto no dudaría ni un momento en etiquetarla como novela de ciencia-ficción, si eso les preocupa, y en todo caso a veces las etiquetas se vuelven estorbosas. Es una gran novela, punto.

Si acaso mi única queja seria el abrupto final. Resulta que TOO LIKE THE LIGHTNING es tan solo la primera mitad de la historia. Mi amigo Elías menciona que mientras la siguiente novela sea igual de buena, a él no le importa esto. Yo compartiría esa opinión, a pesar de mi desagrado por las series, si hubiera sido una historia auto-conclusiva. Este mundo se presta para otras tres novelas, ¡diez, si quieren! Pero con final, señores. Habiendo dicho todo esto, no hay duda que pienso comprar la segunda parte que sale este mismo fin de año. Mi mayor posible recomendación.

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