lunes, 4 de junio de 2012

EL REGRESO DE CHINA MIÉVILLE

Nunca he ocultado mi admiración por China Miéville. Cada vez que alguien me hace la trillada pregunta de quién es mi escritor favorito hoy por hoy, no puedo más que admitir mi entusiasmo por Miéville. Por eso mismo, es una enorme satisfacción para mí el anunciar que acabo de terminar su más reciente novela, la asombrosa RAILSEA, que funciona muy bien después de la densa y enormemente ambiciosa EMBASSYTOWN del año pasado. De la misma manera, quizá, que Miéville siguió la difícil e inclasificable THE CITY & THE CITY (probablemente la mejor novela del 2009) y sus complejos crímenes Borgesianos con la entretenida KRAKEN, que es otro dechado de imaginación desbordante pero a la mejor con menos preocupaciones filosóficas, ahora Miéville aprovecha para divertirnos como no lo hacía en mucho tiempo.



RAILSEA, en mi opinión, es un triunfante regreso a aquellas primeras novelas suyas, como PERDIDO STREET STATION o THE SCAR, de hace una década. La historia esta vez no ocurre en el mundo de Bas-Lag, y la ciudad de New Crobuzon jamás es mencionada, pero este es el mismo China Miéville inventivo que apareció como supernova a principios del nuevo siglo, cuya imaginación avasalla cada página. Se trata de una historia naval… solo que en un tren. Un tren que recorre, literalmente, un mar de rieles que tapiza por completo toda la superficie de un mundo. Una telaraña de rieles que se cruzan una y otra vez, sin estación final o dirección. Como cualquiera de los mundos imaginados por Miéville, no está descrito sino más bien pintado en vividos colores para nuestro deleite. Un mundo de perpetuos cielos nublados y contaminados, donde extrañas aves colosales, rara vez observadas, pelean por su feroz existencia más allá de las nubes. Las tripulaciones de los trenes únicamente lo saben por los grotescos cadáveres que encuentran de vez en cuando, caídos del cielo como ángeles rebeldes. La subsistencia diaria en la tierra, tan lejos del cielo, es igual de precaria. Bajarse de un tren y pisar la tierra bajo los rieles no solo es evitado casi supersticiosamente, sino que es casi suicida, ya que las profundidades subterráneas están infestadas de todo tipo de quimeras asesinas, como topos gigantes (del tamaño de ballenas) o insectos mutantes o serpientes o toda una verdadera fauna delirante creada por Miéville. Las pocas ciudades que existen están a salvo en las islas y continentes elevados en este mundo árido y sin océanos, lejos del mar de rieles. La única manera de viajar de un lugar a otro, claro, es por medio de los trenes.

Si toda la historia en THE SCAR ocurría en la ciudad flotante de “Armada” (en realidad una inmensa aglomeración de embarcaciones atadas entre si hasta que se creaban “calles” y “barrios” flotantes casi por accidente) y su largo viaje a lo largo del océano de Bas-Lag, aquí por un momento pensé que el tren donde nos embarcamos sería un microcosmos similar. A la mera hora se trata tan solo de un tren de tamaño normal, pero su sociedad es igual de compleja y elaborada. Sus tripulantes tan bien realizados (y numerosos) como los de aquella otra novela.


Como toda buena novela naval que se jacte de serlo, el protagonista es un joven muchacho en su primer viaje a bordo de un tren. Para la mala fortuna de Sham ap Soorap, la taciturna capitana de este tren en especifico, el Medes, únicamente tiene tiempo para perseguir a lo largo del vasto mar de rieles, de polo a polo, al gigantesco topo color marfil que le arrancó un brazo en el pasado. El terrible y legendario Mocker Jack. Toda su vida gira alrededor de esta obsesión, todas sus acciones están definidas por esta manía, y por eso lo que persigue es una “filosofía”. Efectivamente, ella no es la única capitán en este mundo persiguiendo alguna “filosofía” con el mismo ahínco insano. En caso que no les quede claro, todo esto es una especie de tributo a Melville y su MOBY-DICK, con el pobre Sham teniendo que hacerla de Ishmael moderno. Pero antes que asuman que ya saben cómo va a acabar esto, recordemos que estamos hablando de China Miéville. Esto no es MOBY-DICK reescrito en el futuro (¿alguien más recuerda aquel precioso cuento de Bradbury donde el Pequod es una nave espacial y su capitán está obsesionado con alcanzar un cometa?). A mitad del libro, la tripulación se encuentra con un tren naufragado, y nuestro joven protagonista descubre entre las ruinas abandonadas una fotografía. Una imagen de un par de rieles ferroviarios solitarios, ningún otro riel a la vista a lo largo de la enorme inmensidad que los rodea. Un par de rieles que viajan rectos en una sola dirección… Piénsenlo. En este mundo esos rieles son una imposibilidad. No hay manera de dar la vuelta, o cambiar de dirección. Son una paradoja. Y enterarse de su mera existencia, del mítico “Final de la Línea”, se convertirá en una obsesión para el mismo Sham, una obsesión aparentemente compartida por más de una persona (de la misma manera que todos en “Armada” buscaban la legendaria “Cicatriz” al final de los mares en THE SCAR por una u otra razón). Algo que  pondrá en peligro la vida no solo de Sham sino del resto de la excéntrica tripulación del Medes, e involucrará en la trama a piratas y exploradores y a un par de hábiles huérfanos y a trenes fantasmas y vías tributarias que no deberían existir y conspiraciones y lo que sea que se le ocurrió a Miéville. El mismo Mocker Jack tampoco es lo que uno cree al principio. Mocker Jack, “Mole of Many Meanings”, ¡un apodo digno de Douglas Adams (o por lo menos Monty Python)!

Imposible no mencionar, por supuesto, que una queja contra MOBY-DICK muy común es la falta de personajes femeninos. De hecho, si somos honestos, una vez que terminamos los primeros capítulos y el Pequod zarpa de Nantucket, nos quedamos sin ninguna mujer, y se convierte en un “libro para muchachos” a pesar de todo el mentado simbolismo y las alegorías. Miéville es demasiado hábil para permitir esto, y la mitad de los personajes aquí (empezando por la enigmática capitana) son mujeres. Esperen a conocer a Caldera, o a Travisande Sirocco.


También me parece necesario, en aras de la honestidad, añadir que el lenguaje es muy estilizado, casi barroco. Por si fuera poco, Miéville llena sus párrafos de palabras poco familiares, muchas inventadas, otras no, pero cuyo significado es igual de elusivo. Palabras como “Moldywarpes”, por ejemplo, de hecho no son neologismos, sino un término arcaico para topos. (Si leen la novela en el Kindle, la función de diccionario va a ser muy útil, obviamente). Las primeras páginas cuesta trabajo adaptarse, el efecto parece artificial, y la verdad si fuera cualquier otro escritor, quizá lo habría abandonado. Pero es China Miéville y por eso continué, y fui recompensado. Agarré un ritmo muy cómodo de 60 páginas por noche. Ni una más ni una menos. Usualmente son más en cualquier otra lectura, pero este ritmo fue el que me convino en esta ocasión y ya he aprendido a no intentar violar este tipo de situaciones. En efecto, después de un rato te acostumbras al lenguaje y a la extraña sintaxis, (la preponderancia del signo &, por ejemplo, tan ubicuo que al principio simplemente pensé que era un mero error de formateo en la versión digital para el Kindle, y cuya figura emula “the curving path a train would need to take to change direction”, es tan solo parte del argot anticuado que Miéville utiliza para narrar su historia) y cuando te logras dejar llevar el recorrido resulta maravilloso. La escena al principio donde cazan un topo salvaje por primera vez (varios vagones arponeros son bajados del tren principal para acompañarlo en rieles paralelos), el instante exacto cuando el topo gigante surge de las profundidades por entre las vías, y la alegre fiesta cuando destazan al enorme cadáver, son todos momentos inolvidables. Las estaciones de transito, plantadas en los litorales continentales, y que Miéville describe con singular placer, sus exóticas costumbres y tradiciones, sus bizarros personajes. El momento cuando encuentran el tren fantasma. Y por supuesto, Mocker Jack…

Si la primera mitad del libro es Miéville siendo Miéville e inventando el mundo con su prosa e imaginación virtuosa, la segunda mitad se convierte en una aventura del tipo que tristemente ya no se escriben, pero que Dumas reconocería con una sonrisa. En algún momento nos damos cuenta que Sham tiene más en común con el Jim Hawkins de TREASURE ISLAND que con el desdichado Ishmael de Melville. En efecto, el punto de la historia es más bien sobre el viaje de Sham de mocoso idiota a adulto maduro a lo largo de sus aventuras a través de las curvas y largos planos rectos del infinito mar de rieles. Como siempre, Miéville exige mucho del lector, pero vale la pena el esfuerzo. ¿Para cuándo la siguiente novela?

26 comentarios:

  1. Excelente!
    Estoy de acuerdo, con Mieville no hay duda alguna. Ya se cual va a ser mi siguiente compra!
    Nunca leíste INVOLUTION OCEAN de Bruce Sterling? Era una especie de "MOBY-DICK reescrito en el futuro".

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  2. Para el caso nunca leiste la de THE WIND WHALES OF ISHMAEL de Philip Jose Farmer?
    Es tecnicamente una secuela de MOBY-DICK (con Ishmael transportado a un futuro donde cazan ballenas voladoras desde naves voladoras) aunque eséncialmente es lo mismo y acaba siendo MOBY-DICK reescrito.
    Esta en particular se oye muy atractiva. Soy fan de China Miéville desde KING RAT (aun antes de PERDIDO STREET STATION)

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    1. No, bueno, si se trata de eso, también hubo un episodio de FUTURAMA muy bueno que se llamó “Möbius Dick” (donde Leela esta terca con atrapar a una ballena de 4 dimensiones, jajaja), o un par de números de THE INCREDIBLE HULK de hace como 40 años donde Roy Thomas “adaptó” MOBY-DICK en el espacio.
      El punto es que Miéville NO esta adaptando MOBY-DICK.

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  3. Por FAVOR, yo quiero esa de Bradbury donde "el Pequod es una nave espacial y su capitán está obsesionado con alcanzar un cometa"!!!

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    1. Se llama “Leviathan ‘99”, Valeria. Bradbury la publicó en el 2007. ¡Te va a encantar!

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  4. La de IRON COUNCIL también ocurría en un tren, no?

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    1. No ocurría exactamente EN un tren, pero en efecto, el “Iron Council” del título se refería al tren, el “tren perpetuo”, (la tripulación de revolucionarios plantaban las vías frente al tren y luego las arrancaban una vez las habían atravesado, pudiendo así recorrer cualquier superficie plana sin tener que detenerse jamás). El tren mismo era la nación y sus tripulantes sus ciudadanos.

      RAILSEA logra afortunadamente evitar las largas y algo tediosas discusiones políticas que informan aquella novelita (en cierta forma la más ambiciosa, pero en mi opinión también la más aburrida, de todas las novelas de Bas-Lag).

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  5. ¡Hola!

    Me ha encantado encontrar este blog, que no conocía a pesar de llevar ya un tiempo en marcha (me gustan mucho los blogs de reseñas). La reseña de Railsea la leeré esta semana, después de escribir la mía (manía personal), pero por lo que he visto en un primer "escaneo" rápido los dos la hemos disfrutado mucho.

    Pues eso, solo quería saludar y voy a seguir leyendo jugosas reseñas en tu blog :-)

    Un abrazo,

    Miquel

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    1. Bienvenido a la fiesta, Miquel.
      Mientras más gente, mejor la conversación. Efectivamente, ya el blog rebasó el año de antiguedad (y parece que necesito hacerle mejor promoción, jajajaja. En fin... )
      Luego me dejas leer tu reseña.

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    2. Jeje, seguro que lo promocionas bien, pero es imposible detectar todo lo interesante :-)

      Además, como dice el refrán: nunca es tarde si la dicha es buena.

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  6. Ya deja de recomendar libros tan padres, Armando! (O empieza a pagar mis cuentas de Amazon, jajajaja)
    Por cierto, opino igual que la Vale. Yo quiero ese cuentito de Bradbury!

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  7. Las ultimas tres novelas de China Miéville me han fascinado (aun cuando no estoy enteramente seguro que entendi la mitad de EMBASSYTOWN, jajaja)
    Curioso, ni siquiera me habia enterado de la existencia de RAILSEA.
    Que bueno que leo tu blog, o a la mejor habria pasado un buen rato. Hoy mismo me meto a Amazon y la compro.

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  8. Jajajajaja, muy buen episodio de FUTURAMA, jajajaja!
    Cuando entran al Tetraedro de las Bermudas, no???
    Jajajaja!

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  9. Hola Armando!

    Me ha encantado tu prosa en la descripción del libro! Se nota la admiración y podría decir hasta ¿Afecto? que sientes por el autor. Sólo de imaginarme esta red de trenes me da como una especie de claustrofobia y me pongo como malita de mis nerviossss! Topos? Buenoo... La maldita rata de alcantarilla que habitó mi hogar hace unos meses tenía el tamaño de un gato mediano y me hizo perder la cordura... Nuevamente la imagen de los topos del tamaño de ballenas me haría necesitar dosis masivas de valium. Jeje, creo que en esta ocasión no se me antoja tu recomendación. Gulp! No me retires el habla por favor! Saludines!

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    1. No, bueno. Después de leer sobre esa pesadilla que tuvo que vivir hace unos meses, la pobre Viv está oficialmente exenta de leer este libro. Una rata del tamaño de un “gato mediano”! (Yo habría evacuado mi casita y no regresaría hasta que el exterminador, si es que sobrevive a la experiencia, me enseñara el cadáver de la ratita)

      Gracias por tu comentario! (A China Miéville le tengo tanto afecto que yo invito los tragos donde sea)

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    2. A cambio de no tener que leer esta novela, solo tienes que leer MOBY-DICK y darnos un reporte!

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    3. Mejor recomiéndame una de éste que no involucre bichos extraños o trenes claustrofóbicos!!! Es poco probable que lea Moby Dick a estas alturas (aunque mi hija la está leyendo en la escuela y le está gustando, hasta eso)

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  10. Hola Armando,

    Como seguramente a muchos les pasó, me hice fan de China Mieville con Perdido Street Station ¡qué imaginación para crear una ciudad vibrante, colosal y aterradora! y mas con una historia magnífica, llena de personajes y seres memorables... Me aventé las tres novelas seguidas y me encantaron (y es cierto, Iron Council se alenta un poco en partes, pero valió mucho la pena).

    Hace unas semanas leí Embassytown, y no me decepcionó, aunque no se parece mucho a las de Bas-Lag, pero la complejidad del mundo es muy similar y la originalidad de las ideas lingüísticas es fascinante.

    Tu descripción de Rail-Sea sí suena mucho a algo que ocurriría en Bas-Lag. No se diga más...

    Y a propósito del tema reciente ¿tu considerarías que esta nueva novela es YA?

    Saludos!

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    1. Técnicamente, supongo que cumple con algunos de los requisitos de una novela YA (aunque afortunadamente las relaciones románticas aquí brillan por su ausencia)

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    2. Yo creo que temáticamente en YA (protagonistas adolescentes, el tema es la aventura por la aventura y la búsqueda de una identidad propia, etc, etc.) pero el lenguaje es complejo, la prosa muy sofisticada. A mi me cuesta considerarlo YA, aunque si que veo los rasgos propios del género (si es que de un género se trata).

      En cualquier caso el referente es la novela juvenil clásica, no los de ahora. Recuerda más a libros como La Isla del Tesoro o Moby Dick (ese es evidente, incluso en el anagrama del nombre del capitán)

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    3. Miquel,
      en la página sobre Paolo Bacigalupi de hace un par de semanas expliqué mejor mi posición frente a la literatura YA (en la página misma y en los comentarios), pero esencialmente estoy de acuerdo con lo que dices.

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    4. Pues no lo leí, voy a ello :-)

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  11. Qué buena reseña. Suena como una vuelta a una serie de clásicos por el método difícil de sumar elementos: aventuras, lenguaje elaborado, referencias a libros con más de cincuenta años, trenes combinados con paradigmas náuticos y mundos posibles e imposibles. ¡Uf!
    Sí, se te nota el amor por Miéville, lo que a mí, en lo personal, me parece muy bien. Si uno tiene un blog para hablar de libros y no habla de sus amores, no tiene mucho sentido.
    Ah, la idea del capitán Garfio a la inversa me suena de algún otro lado, pero no logro ubicar de dónde, si hallo la referencia te la paso.
    Se me acaba de ocurrir, ¿habrá alguna relación voluntaria entre Melville y Miéville?, mh...

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    1. ¡Se ha roto el boicot de silencio libiesco!
      Ciertamente, China Miéville se ha ganado con creces nuestro cariño. Me escandaliza, me ESCANDALIZA, que no hayas leído sus novelas...
      (Y sí, yo también pensé en el parecido de los apellidos, jaja)

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    2. ¿Cuándo me prestas la primera, dear?
      (Sólo se rompió porque la entrada era muy buena :P)

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  12. Hola Armando. Por si te interesa, como ya te dije en los comentarios, te pongo mi reseña: http://ilium.qdony.net/?p=2792

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