Como comenté en la página anterior, no tenía intenciones de escribir otra entrada del blog en abril, pero hoy en la mañana alguien en Facebook mencionó muy casualmente que ayer viernes 27 se cumplían exactamente 10 años de la muerte de George Alec Effinger y la verdad no pude evitarlo. Debido a sus muchos problemas y adicciones, Effinger nunca fue muy prolífico para empezar (su personaje recurrente Ernst Weinraub, que deseaba ser escritor pero solo pretendía serlo, era autobiográfico en extremo), y su temprana muerte nos robó aun de lo poco que pudo haber hecho en esta última década, pero afortunadamente nos dejó un legado de considerable importancia.
Todos los libros, el que ustedes escojan, tiene sus detractores. Aunque no lo crean, yo conozco gente que no le gustó NEUROMANCER. He leído criticas mordaces (de gente cuya opinión usualmente respeto) contra DUNE. Libros como THE LORD OF THE RINGS tampoco se salvan. Nunca, pero nunca, he encontrado a alguien que diga que no le encantó WHEN GRAVITY FAILS.
WHEN GRAVITY FAILS, publicada en 1987, en pleno furor cyberpunk, ocurre en un futuro cercano y todavía reconocible. Como buena novela cyberpunk nos recuerda más bien a la novela negra de los años 40s, con ningún personaje haciéndola de héroe o villano, sino más bien tonalidades intermedias, todos surgidos de algún recoveco obscuro del bajo mundo. Prostitutas y traficantes son los protagonistas aquí. Si alguien tiene un problema con eso, mejor lean otra cosa (y de paso aléjense de mi blog). A diferencia de la gran mayoría de novelas cyberpunk en ese entonces, sin embargo, la historia no ocurría en el occidente (o en Japón), sino en pleno Medio Oriente, con una sensibilidad musulmana. Desgraciadamente en aquel entonces, como ahora, que un escritor occidental intentara esto era causa de preocupación. Simplemente recordemos el caso de Salman Rushdie alrededor de esas épocas. Temeroso de ofender a alguien, Effinger hizo su investigación exhaustiva sobre el Islam antes de escribir una sola palabra, y ofreció su manuscrito a varios amigos musulmanes para que lo leyeran antes de publicarlo. Huelga decirlo, el libro fue acogido con mucho cariño por todo mundo, al igual que su protagonista, Marîd Audran. Como todo “héroe” de novela negra, en el pasado o en el futuro, Marîd Audran es un personaje de poca monta, de moralidad cambiante y convenenciero. Un sobreviviente con su muy particular “código de honor”.
Marîd Audran, por cierto, está claramente basado en Effinger mismo. (Igual que Sandor Courane, el famoso otro personaje recurrente de Effinger). Alguna vez Effinger comentó que se la hacía muy divertido que tantos lectores pensaran que Audran era un personaje “cool”. Si se molestan en leer entre líneas, dijo, se darán cuenta que Audran es un cobarde descarado. Peor aún, no es tan inteligente como él cree serlo. Tiene un ligero problema de dependencia con las drogas que de hecho jamás resuelve (igual que George Alec Effinger). Actúa siempre solo por motivos egoístas y únicamente cuando no le queda otra opción. Estoy seguro que todos nos podemos identificar con el mucho más que con un boy scout paternalista con pretensiones mesiánicas como Superman. Pero lo más memorable de la novela en realidad no acaba siendo Marîd Audran, sino el infame barrio del Budayeen…
El Budayeen está obviamente basado en el Barrio Francés de Nueva Orleans, el Vieux Carré, que Effinger conocía tan bien, con toquecitos de la Greenwich Village (donde Effinger vivió en los 60s poco después de abandonar la universidad de Yale) y quizá la versión idealizada de la romántica Casablanca. Effinger, por supuesto, pasó más de una noche bebiendo y disfrutando de la compañía de las prostitutas locales del Vieux Carré hasta que amanecía. Era un escritor de la vieja escuela, vaya. Del tipo que ya no hacen, aparentemente. (Hoy en día invito a amigos “escritores” a beber y me contestan que se tiene que levantar temprano el día siguiente. Es como si habláramos distintos lenguajes.) El mundo del Budayeen, poblado por la escoria de la sociedad, es un futuro donde la gente se puede enchufar “Moddies”, para modificar tu personalidad completamente (personalidades artificiales de bolsillo, años antes que la película STRANGE DAYS), creadas supuestamente para tratar desordenes neurológicos, pero apropiadas por las industrias del entretenimiento y pornográficas, o “Daddies”, chips que te otorgan habilidades especificas, como hablar japonés o dominar algún arte marcial (“I know kung-fu”, diría Neo). Al iniciar la historia una serie de homicidios particularmente brutales empiezan a azotar al Budayeen, y el primer sospechoso es Audran mismo. Después que logra convencer a Friedlander Bey (el “padrino” de este nebuloso bajo mundo, y con mucho el personaje más interesante del libro) de su inocencia, Bey lo obliga entonces a encontrar al verdadero culpable. La trama, así como la acabo de describir, a la mejor no parece tan original pero el atractivo yacía en la manera que Effinger narraba esta historia casi arquetípica. Sencillamente, es una de las mejores novelas de ciencia-ficción que he leído. La clase de libro que me recuerda por qué leo CF.
Dos años después de WHEN GRAVITY FAILS y su sorprendente éxito, le ofrecieron a Effinger que escribiera una secuela. A Effinger obviamente nadie le informó que las secuelas deben ser malas, porque A FIRE IN THE SUN es casi igual de buena (en algunos aspectos particulares aun mejor). Dos años después, Effinger escribió THE EXILE KISS, la novela final de la trilogía (que desgraciadamente la verdad no se me hizo muy interesante). Probablemente Effinger se dio cuenta de esto y nunca regresó al Budayeen. Quizá una mejor opción para los que quieren continuar leyendo sobre Marîd Audran y el Budayeen es su colección póstuma BUDAYEEN NIGHTS, que por alguna razón mucha gente ni sabe que existe. Aquí se juntan varios relatos cortos de Marîd Audran (y como lo indica el título, sobre el Budayeen mismo), escritos a lo largo de tres décadas. Aquí pueden encontrar a varios personajes de otras series, como el ya mencionado Sandor Couran (“The City on the Sand”, “Marîd Changes his Mind”), Honey Pilar (“Slow, Slow Burn”), Bill el taxista (“Marîd & the Trail of Blood”), e inclusive los primeros 2 capítulos de la planeada cuarta novela que nunca pudo completar (“Marîd Throws a Party”). Barbara Hambly, la editora y amiga de toda la vida de Effinger, sugiere que el narrador anónimo de “The World as We Know It” es de hecho un Audran mucho más viejo. No estoy enteramente convencido, pero la idea es por supuesto simpática. Finalmente, “The Plastic Pasha”, donde vemos qué pasó en realidad con el hermano de Audran (en WHEN GRAVITY FAILS solo se menciona que su madre lo vendió cuando era un niño todavía).
Muchas veces le preguntaron a Effinger porque no hacia un poco mas de “worldbuilding” en sus novelas. Es decir, porque no explicaba aunque fuera solo en mención, cómo era el mundo fuera del Budayeen, qué estaba sucediendo en otras partes de este mundo futuro que había creado. Effinger se reía de esto. Era como si Jane Austen, decía, incluyera detalles de las Guerras Napoleónicas a mitad de PRIDE & PREJUDICE, o como si Raymond Chandler (quizá más apropiadamente) se detuviera a mitad de un capitulo de THE BIG SLEEP para recordarnosar que en ese momento los alemanes estaban entrando con una sonrisa en la cara a Polonia. “The Budayeen is the only world its inhabitants care about”, en resúmen.
Casi 30 años después de ser publicadas, estas tres novelitas continúan siendo parte de la vanguardia y adelantadas a su época (por el contrario, varias escenas de NEUROMANCER, por ejemplo, no han envejecido tan bien con el paso de los años). Estos libros inspiraron un juego de computadora (CIRCUIT’S EDGE) y el mismo Budayeen se convirtió en un suplemento para el juego de rol CYBERPUNK 2020 (¿alguien se acuerda de ese?). Obras pobladas con personajes únicos e inolvidables, donde las maravillas tecnológicas son lo menos exótico.
Tristemente, Effinger falleció en el 2002, en la bancarrota absoluta, poco después de cumplir 55 años. Nunca más habrá otra historia en el Budayeen. Duele leer estas novelas sabiendo esto. Afortunadamente, los libros ahí siguen, dispuestos a ser descubiertos por nuevas generaciones. Muy apropiadamente (si me preguntan a mi) son relativamente fáciles de conseguir gratis, ya sea en formato Mobi (para el Kindle) o en formato ePub (se puede leer en el Bluefire por ejemplo), e inclusive en formato PDF (para Adobe). Estoy seguro que Marîd Audran (o por lo menos Friedlander Bey) aprobaría esto con una sonrisa. Quizá Effinger no tanto, pero como desgraciadamente ya nos abandono y no le importan las regalías perdidas (que de cualquier manera le arrebataron sus acreedores en un juicio de bancarrota), a la mejor si nos daría su bendición.