Desde
que anunciaron el año pasado que los relatos de la Central Station de Lavie
Tidhar por fin iban a ser coleccionados este es el libro de ciencia-ficción que
yo más esperaba en el 2016. Tanta fue la espera, que conforme pasó el tiempo nos empezaron a llegaron reportes
aparentemente contradictorios. CENTRAL
STATION no va a ser una colección sino una novela. No, no. CENTRAL STATION va a incluir todos los
cuentos de la saga. Me entusiasmaba la idea de una novela nueva en este
universo tan lleno de posibilidades apenas explotadas pero yo seguía en mi afán
necio de tener todas las historias en un solo volumen. Finalmente llegó el
librito a mis manos y pude confirmar que CENTRAL
STATION era, en efecto, ambos: una novela y una colección. Menciono todo esto porque en
retrospectiva ya no estoy tan seguro que una fixup novel haya sido la mejor
idea.
Los
relatos de la Central Station tratan sobre el enorme aeropuerto espacial que se
eleva sobre una Tel Aviv del futuro, y las vidas de los múltiples personajes
que se arremolinan alrededor de la terminal. Gente que trabaja ahí o gente que
va y viene del espacio exterior, cada uno con su propia historia como bagaje
principal. En Amazon mencionan que los relatos de Tidhar recuerdan las novelas
de Naguib Mahfouz, y creo que la comparación es muy apta. Los desdichados personajes
de, por ejemplo, MIDAQ ALLEY (de donde sacaron la película mexicana
de EL CALLEJÓN DE LOS MILAGROS) estarían
perfectamente aquí, en los barrios y callejones bajo la sombra de la imponente
e indiferente Estación Central. Sencillamente se encuentran entre lo mejor de
lo mejor que nos ha ofrecido el género en la última media década, punto. Cada
vez que me encontraba con uno en alguna revista era lo primero que leía. Son tan
buenos que ya se hizo costumbre encontrarlos todos los años en las varias
antologías de lo Mejor del Año. De hecho, en los últimos cuatro años
consecutivos la antología anual de Gardner Dozois ha incluido sin falta por lo menos uno
de estos relatos, a veces más. En otras palabras si son seguidores de
las antologías de Dozois ya han leído casi la mitad de CENTRAL STATION, si bien fuera de orden.
O
más bien, no lo han hecho…
Al
principio creí que Tidhar únicamente había añadido pequeños párrafos al inicio
de cada cuento (una táctica común en este tipo de novelas mosaico) para poder
dar más cohesión a estos trece relatos. Sin embargo, como buen anal retentivo
que soy y teniendo las antologías de Dozois a la mano, no pude evitar comparar
los textos, lo cual me hizo descubrir enormes (y bastante curiosos) cambios.
Uno pensaría que Tidhar realizó los cambios para agilizar la lectura. Evitar la
simple repetición de información básica que resulta inevitable cuando estas
escribiendo múltiples relatos a lo largo de varios años en distintas
publicaciones y asumes correctamente que no todos han podido leer todos los
anteriores. No es para nada el caso aquí. Por ejemplo, en “Under the Eaves”,
apenas el segundo capítulo del libro, se nos informa lo que Miriam Jones hace
para ganarse la vida… a pesar que la misma información ya se nos dio en “The
Indignity of Rain”, el primer capítulo, apenas cinco páginas antes. Esto se
habría podido solucionar muy sencillamente removiendo tan solo un par de frases.
Lo que lo hace todavía más curioso es que en esa misma página Tidhar sí quita un párrafo completo que en mi
opinión era bellísimo en el relato original. No solo no ayuda en nada al libro,
no agiliza o simplifica la trama, sino que peor aún afecta negativamente al
“capitulo”. Me parece que el relato original funciona mejor precisamente porque
no descubrimos sino hasta el mero final que la persona con la que Isobel sueña
con volver a encontrar esa misma noche, su amor prohibido, se trata de un
robotnik. Aquí desde el principio Tidhar nos lo revela. Para qué, no lo sé. Honestamente
prefiero el relato original. Lo mismo me ocurrió con “The Book Seller”, otro
favorito mío. Me da la impresión que quizá habría preferido una colección en
vez de una novela. Es decir, los relatos, intocados, dentro de un libro. De cualquier
manera las costuras se pueden ver. Me cuesta trabajo creer que alguien leería este
libro sin darse cuenta que originalmente eran cuentos cortos. Por supuesto,
esto ocurre con THE MARTIAN CHRONICLES
y nadie se queja. De nuevo, es a gusto de cada quien. Si debía ser una novela
mosaico habría preferido quizá algo como MORE
THAN HUMAN. Por supuesto, Tidhar es el autor y está en todo su derecho de
alterar su propia obra. Él sabe mejor que nadie lo que le conviene, pero
confieso que no quede muy convencido.
Leyendo
el párrafo anterior antes de publicar la postal parece que estoy diciendo que
el libro no me gustó, que los cambios me arruinaron la experiencia. Por el
contrario, sigo convencido que puede ser lo mejorcito que nos va a dar el 2016.
Relatos como “Strigoi” (o de nuevo “The Book Seller”) siguen siendo extraordinarios
y conmovedores respectivamente. La escena donde el protagonista del segundo
abre la caja con libros me sigue afectando de la misma manera, y asumo que a
todos los que amamos las novelas baratas que “no son verdadera literatura” nos
ocurre lo mismo. Quién sabe, quizá alguien que nunca ha leído los relatos
originales disfrutara el libro de la misma manera que yo hice cuando los leí por
primera vez. Lo que si me queda claro es que es evidente que Tidhar sabía desde
un principio que estaba escribiendo una novela y no un ciclo de relatos. Hay
momentos que Boris aparece de repente en algún párrafo aislado en relatos que
no tiene nada que ver con él. No se explica quién es o por qué el narrador nos
está hablando de él. Yo estaba seguro que esto era algo que el autor había añadido
a la hora de publicar este libro para ligar mejor las historias, pero no. Releyendo
los originales, estas interrupciones ya estaban presentes. Lo mismo ocurre con
el niño Kranki. Muy buen truco, la verdad. Ya solo para terminar, es una
verdadera lástima que no todos los
relatos de la serie pudieron ser incluidos. Cuentos como “The Memcordist” y “Only
Human”. Entiendo que el énfasis del libro debían ser las historias que ocurren en la Central Station, pero aun así…
Lavie
Tidhar es un autor que en apenas unos cuantos años ha adquirido renombre afuera
de los confines del gueto de la literatura fantástica gracias a sus novelas
ucrónicas como OSAMA y A MAN LIES DREAMING, lo cual es muy
merecido, pero yo personalmente sigo prefiriendo sus relatos cortos, de los
cuales el ciclo de la Central Station continua siendo su obra maestra. Muy,
pero muy recomendado.
Hola :) Desde que os escuche hablar por el podcast y el algunos blogs sobre el libro me atrapo, una serie de relatos que transcurren en la misma "estación" y que están conectados por detalles, con diferentes personajes y situaciones entrelazados. Es una pena esos peros que también creo que se podrían haber mejorado al haber tocado el texto, pero las palabras de todos siguen diciendome que es un buen libro y un gran autor. Estoy feliz por que el año que viene tendremos por España A man lies dreaming, mi ocasión perfecta para probar al autor. Un abrazo^^
ResponderEliminarA MAN LIES DREAMING es excelente aunque por razones muy diferentes. Si puedes encontrarla, busca también la de OSAMA (con la que de hecho comparte varios elementos). En resumen, con Tidhar no hay pierde.
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