miércoles, 10 de agosto de 2016

EL MUNDO SEGÚN DOZOIS (otra vez)

Durante muchos años las antologías de lo Mejor del Año en la Ciencia-Ficción eran un recurso muy útil para mantenerse al corriente con lo que se escribía en el género. Nadie tiene el tiempo para leer todos los relatos y aunque lo tuvieras simplemente son demasiados. Por más de 20 años existían la antología editada por Gardner Dozois y la del venerable David G. Hartwell. Muy sencillo. Tan solo había que leer ambos libros y uno podía presumir que por lo menos estaba enterado de lo que ocurría en la CF en la actualidad. Tan populares eran estos volúmenes anuales, sin embargo, que en tiempos recientes (quizá inevitable) han surgido más y más libros que nos ofrecen “lo Mejor del Año”. De hecho, el número ha crecido de tal manera que aun si únicamente te preocupas por leer este tipo de antologías y nada más, ya se ha vuelto actividad de tiempo completo. Esto ocurre aun con la desaparición de la serie de Hartwell, tras el lamentable fallecimiento de su querido editor. Aparte de la de Dozois, que se sigue manteniendo en la cima (sobre todo por su extensa introducción y su tamaño), existe la de Jonathan Strahan, la de Rich Horton, y, no conforme, este año aparece una nueva editada por Neil Clarke, cuyo estupendo trabajo en la revista Clarkesworld en tiempos recientes hizo de este libro una lectura obligada. (Y no olvidemos el volumen dedicado a las Mejores Novelas Cortas del Año, editado por Paula Guran). Lo sorprendente es que aunque algunos relatos se repiten en una u otra antología, la mayoría son exclusivos de cada libro. Esto es una muestra de lo rico que es el campo de la ficción corta en la CF hoy en día. Como todos los años, me enfoco en la de Dozois, mi favorita, pero al mismo tiempo es imposible no hacer comparaciones con las demás donde es apropiado.


El brillante Ian McDonald inicia la antología de Dozois por segundo año consecutivo con “The Falls: A Luna Story” que, como su título nos indica, pertenece al mismo universo de su monumental novela LUNA del año pasado, y que además recuerdo fue uno de mis relatos favoritos de MEETING INFINITY editada por Strahan (mi antología favorita del 2015). En efecto, varios de los mejores cuentos aquí presentes provienen del libro de Strahan, como es el caso de “Emergence” de Gwyneth Jones, y “Rates of Change” de James S. A. Corey. McDonald es uno de los tres autores que participan con dos relatos y su “Botanica Veneris: Thirteen Papercuts by Ida Countess Rathaghan” es quizá aún mejor que el primero. De hecho, este relato aparece en todas las antologías de lo Mejor del Año. Lectores de mi reseña de OLD VENUS el año pasado recordaran que resultó mi cuento favorito de aquel volumen. (El otro relato proveniente de OLD VENUS es “Planet of Fear” de Paul McCauley, que logra combinar con mucha eficacia esa sensibilidad pulp de la vieja escuela con las ciencias biológicas más rigurosas, pero que me parece está un escalón abajo en términos de calidad). Aliette de Bodard es otra persona que se ha vuelto una presencia constante en estas antologías y también nos ofrece dos relatos (aún más asombroso, aparece en la antología de Clarke con un tercer relato). Los dos en este libro pertenecen a su largo ciclo de Xuya, sobre un futuro donde los aztecas y el imperio chino compiten por la supremacía en el espacio. El segundo y más largo, “The Citadel of Weeping Pearls” (también incluido en la antología de novelas cortas de Guran) es una verdadera epopeya, aunque el primero, “Three Cups of Grief, by Starlight”, mucho más íntimo y personal, me acabó gustando más.


Lo mejor del libro de Dozois, sin embargo, no viene de ninguno de los sospechosos comunes. Mi favorito es quizá “It Takes More Muscles to Frown” de Ned Beauman, un nombre que quizá no les sea tan familiar a los lectores de CF, pero cuyas primeras dos novelas, la excéntrica BOXER, BEETLE y sobre todo THE TELEPORTATION ACCIDENT son obras maestras de la literatura Weird. Igual de bueno es el cuento corto “Billy Tumult” del desquiciado Nick Harkaway. De la misma manera que Joe Hill se ha labrado su propio nombre alejado de la fama de su padre Stephen King, Harkaway poco a poco ha logrado separarse del resplandor de su padre John LeCarré. Soy fan incondicional de sus primeras dos novelas THE GONE-AWAY WORLD y ANGELMAKER. Mas al punto, recuerdo que este es prácticamente el único relato que me gustó de STORIES FOR CHIP, esa antología tributo a Delany que sacaron el año pasado. El cuento funciona porque Harkaway no está intentando imitar la voz de Delany sino que si han leído sus novelas ya saben que es la suya propia. Como Bradbury en esteroides. En el otro relato que Dozois saca del tributo a Delany, “Capitalism in the 22nd Century or A.I.R.” de Geoff Ryman, la voz se oye más forzada, mas artificial, en mi opinión. (Habiendo dicho eso debo mencionar que mi opinión es minoría ya que el relato de Ryman viene incluido en todas las antologías del año, aunque si me preguntan es debido a que el nombre de Ryman pesa más que el de Harkaway. Por lo menos hasta ahora). “The Daughters of John Demetrius” de Joe Pitkin, un autor que me es desconocido, es otra muy agradable sorpresa, logrando evocar esos cuentos pirotécnicos que Zelazny escribía en los 60s (o los que Swanwick producía en los 90s, si prefieren un ejemplo más reciente). Sigo asombrado que salió en ANALOG. También viene en el volumen de Horton.

Otro relato que me encantó es “The Astrakhan, the Homburg, and the Red Coat” de Chaz Brenchley, que ocurre en ese mismo Marte steampunk de su cuento del año pasado “The Burial of Sir John Mawe at Cassini”. Tuve el gusto de conocer a Brenchley en persona hace apenas unos meses y puedo reportar que es uno de esos casos raros donde el autor es tan agradable como su trabajo. Un autor que conozco gracias a las antologías de Dozois es Indrapramit Das (cuyo “Weep for a Day” hace tres años me gustó mucho) y este año tampoco decepciona con “The Muses of Shuyedan-18”. Kelly Robson es una escritora relativamente nueva que en muy poco tiempo se ha vuelto garantía de calidad pero debo decir que “The Three Resurrections of Jessica Churchill”, a pesar de demostrar la innovación típica de esta mujer, no tan bueno como mi favorito de ella del 2015, “The Waters of Versailles” que viene incluido en el volumen de Strahan (o inclusive que el relato que viene en el de Clarke). Por el contrario, la contribución de Kelly Link, “The Game of Smash and Discover”, me gustó mucho más que el que viene en el de Horton.

Algunos buenos escritores decepcionan, como Paolo Bacigalupi y su “City of Ash”. Este autor parece que solo puede hablar sobre un tema. Lo que parecía tan innovador en THE WINDUP GIRL  empieza a cansar (aunque a Strahan también le gustó lo suficiente como para incluirlo en su volumen). Es curioso que John Barnes inició su carrera en los 90s como clon de Heinlein porque su “Silence Like Diamonds” parecería más bien un intento de imitar a Sterling. La imitación es de hecho muy buena y vale la pena leerlo pero me preocupa que parece que Barnes nunca desarrolló su propia voz.


La enorme cantidad de cuentos cortos que se producen cada año queda demostrada en el hecho que aun con todas estas antologías varios relatos sobresalientes se quedaron ausentes. Por ejemplo la novela corta de Greg Egan, “The Four Thousand, the Eight Hundred”, que salió en ASIMOV’S y que por razones de derechos no aparece en ninguna parte (lo cual es una lástima ya que en mi opinión es la mejor novela corta de CF dura del año). Lo mismo ocurre con “Slow Bullets” de Alastair Reynolds, así como con varios cuentos más cortos de China Miéville que solo se pueden leer en su colección THREE MOMENTS OF AN EXPLOSION. Otro relato muy corto que me extrañó que no viniera incluido en el volumen de Dozois fue “Cat Pictures, Please” de Naomi Kritzer, sobre todo cuando resultó tan popular a la hora de las premiaciones. Este último por lo menos sí aparece en la de Horton y la de Clarke, o sea que el argumento por la existencia de más antologías anuales parece sólido. ¿Ya mencioné que también leo las antologías de Lo Mejor del Horror que edita Ellen Datlow todos los años? Lo hago sobre todo para poder leer lo mejor de la literatura Weird (que por alguna razón muchas veces la agrupan con Horror). Desde el año pasado, sin embargo, ya existe además una antología dedicada exclusivamente a lo Mejor del Año en la literatura Weird. En fin… La solución más simple quizá consista en conseguir un segundo empleo y trabajar las 24 horas al día para poder mantener este vicio, porque aun leyendo todas estas antologías uno apenas y logra mojarse los dedos de los pies en el océano de ficción corta.

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