Uno de los poquísimos beneficios que le he encontrado a tener la mentada “biografía” en Facebook es que uno puede ver las tonterías que uno mismo pone en su muro meses y años atrás. En mi caso, descubro que el 13 de abril me burlé de que Hugh Hefner y Stan Lee nos recomendaban que compráramos un libro llamado SHADOW SHOW, una especie de tributo de varios autores hacia el maestro Ray Bradbury. No me burlaba tanto del libro, claro, como de las “luminarias literarias” que los editores habían conseguido para promocionar el proyecto. Tristemente, menos de dos meses después, Bradbury falleció y el asunto dejo de parecer tan simpático. El libro en sí, inclusive adquirió una cierta relevancia mayor. Fue el primer libro que compré el día después de ese funesto martes 5 de junio.
Debo confesar que en general desconfió de este tipo de antologías/tributo. La calidad de los relatos, por bienintencionados que sean, tiende a variar mucho. Peor aún, la relación con la obra del autor homenajeado es a veces tan tenue que a uno le queda la impresión que el escritor simplemente mandó el primer cuento que encontró en su disco duro y ya. Si bien SHADOW SHOW no está completamente exento de estos problemas habituales, puedo confirmarles con mucho gusto que el libro más que vale la pena. La lista de contribuidores es un virtual quién es quién literario, aunque no puedo dejar de notar que hay pocos, muy pocos, autores de Ciencia-Ficción (o inclusive de Fantasía) representados entre sus casi 500 páginas. Un recordatorio final, por si fuera necesario, que los críticos literarios desde siempre y hasta el último momento se han querido apoderar de Ray Bradbury, “rescatándolo” del gueto de la literatura fantástica.
Los editores, Weller y Castle, solicitaron de cada uno de los 26 escritores aquí reunidos no solo un cuento, sino además una breve nota explicando su relación con Bradbury o su obra. Casi unánimemente todos relataron alguna anécdota de su adolescencia, encontrando a Bradbury por primera vez. Recuerdo que cuando escribí su obituario en este blog yo hice exactamente lo mismo. ¿Por qué no? El primer contacto con Bradbury es invariablemente impactante. Algo que también descubrí al leer todas estas notas es que nadie menciona nada sobre los últimos 50 años de producción de Ray Bradbury. A pesar de haber argumentado en ese mismo obituario que el Maestro de hecho logró escribir algunas obras de interés en los 70s y 80s, (la maravillosa novela DEATH IS A LONELY BUSINESS de 1985 me viene a la mente; la colección THE MACHINERIES OF JOY de 1964, y quizá I SING THE BODY ELECTRIC de 1969), supongo que debo admitir que la verdad es que los libros que le ganaron la posteridad aparecieron en los 40s y 50s. El año en que se publicó SOMETHING WICKED THIS WAY COMES, 1962, parece ser un parteaguas ideal para los estudiantes de Bradbury.
Así pues, la crema y nata de los consentidos de los críticos hoy por hoy intentando rendir tributo al Ray Bradbury de hace medio siglo. ¿Lo lograron? Como de costumbre, la respuesta es un “definitely maybe”. Los cuentos buenos son muy buenos, y los malos son pocos. En realidad, uno no puede pedir mucho más de una antología. En mi opinión, los dos mejores relatos son el de Neil Gaiman y el de (quizá sorprendiendo a algunas personas, pero no a mi) Joe Hill. Estoy seguro que la gran mayoría ya están bien familiarizados con el primero, “The Man Who Forgot Ray Bradbury”, así como con la historia detrás de su creación (Gaiman se lo obsequió a Bradbury de regalo de cumpleaños). En vez de describirles el cuento, en el improbable caso que no lo hayan leído, léanlo ustedes mismos aquí. (O si prefieren escuchar a Gaiman leyéndolo, aquí esta). El segundo relato, “By the Silver Waters of Lake Champlain”, nos recuerda que si bien el hijo nunca será tan famoso como el padre, la verdad es que Joe Hill es a veces mucho más interesante que Stephen King, logrando combinar aquí elementos de cuentos tan distintos como “The Foghorn” y “Kaleidoscope”. En mi opinión, más que homenaje a Bradbury, parece un cuento perdido del Maestro de hace 50 años. Mayor cumplido no puedo imaginar. Supongo que el hecho de que ambos cuentos en particular son de mis favoritos (como ya mencioné en el obituario) le ayudó conmigo.
Un cuento que me gustó casi tanto como los dos anteriores es el de “Two Houses” de Kelly Link, una escritora todavía no muy conocida aquí en México, desgraciadamente, pero que desde hace ya algunos años recuerda a Bradbury por varias razones. Me encantaría poder viajar en la nave espacial The House of Secrets, es lo único que les puedo decir. Varios de los autores mencionan que hicieron un esfuerzo por no escribir secuelas o pastiches (a pesar de que el edicto editorial era el de contribuir con algo “Bradburyesque”), pero la mayoría acaban rompiendo su propia regla, con resultados variables. “Conjure”, de Alice Hoffman, lo hace con fabulosos beneficios, contándonos la historia de dos amigas adolescentes que deben enfrentar juntas el fin del verano, así como el fin de su niñez (atisbos de DANDELION WINE). Como el mismo Gaiman menciono en alguna otra ocasión, a Bradbury le pertenece el mes de octubre. “The Companion” de David Morrell, autor que normalmente relaciono con el género de Horror, es obviamente una conmovedora respuesta a “The Crowd” de Bradbury, así como el “Backwards in Seville” de Audrey Niffeneger (a la mejor recuerdan la película THE TIME TRAVELER’S WIFE con Eric Bana y Rachel McAdams, basada en su novela homónima), con la mujer que le quiere regalar los años de vida que le sobran a su padre, es claramente una versión personal del clásico “The Playground”. Por otra parte, la contribución de Margaret Atwood, “Headlife” es quizá la desilusión mayor de toda la antología, confirmando mi opinión personal que la señora es algo sobrevaluada.
Respecto a los demás, la mayoría se encuentran en un punto intermedio. “Fat Man & Little Boy” de Gary Braunbeck, autor cuyo nombre admito me es desconocido, intenta ofrecer comentario social de la misma manera que la advertencia implícita de FAHRENHEIT 451 (o, quizá más correctamente, con la advertencia de “The Pedestrian”), situándonos en un mundo donde a los obesos y gorditos se les prohíbe salir de sus casas, por ser desagradables para el resto de las personas. Tiene además la virtud de no ser muy largo. Me recuerda a uno de esos relatos del Judge Dredd lidiando con los Fatties, como “Requiem for a Heavyweight”, que parecen una simplonada al principio, y solo después te das cuenta lo efectivo que son. El de Bonnie Jo Campbell, “The Tattoo”, como podrán imaginarse, está inspirado sobre todo por “The Illustrated Man”. “The Page” de Ramsey Campbell, es una historia de fantasmas donde la existencia de una sola copia de un libro es suficiente para mantener con vida a su creador. Robert McCammon es uno de esos escritores capaces de inolvidables novelas y cuentos genéricos, pero aquí, su “Children of the Bedtime Machine”, con la señora solitaria contándole cuentos al holograma de un niño, me encantó. La casa me recordó mucho a la de “There Will Come Soft Rains”. Otra historia verdaderamente memorable es la de “Cat on a Bad Couch”, de Lee Martin, y que ocurre en un barrio de inmigrantes, quizá intentando emular la única historia de Bradbury que apareció en THE NEW YORKER, “I See You Never”. De hecho, también logró recordarme algunas de las novelas graficas de Will Eisner, como A CONTRACT WITH GOD o TO THE HEART OF THE STORM, lo cual nunca es malo. Finalmente el cuento de Harlan Ellison, que cierra la colección, es tan breve (y opaco) que la nota que lo acompaña es más larga. Eso sí, la nota es muy entretenida.
Sigo insistiendo, neciamente quizá, que varios de los libros del ocaso de la carrera de Bradbury, como QUICKER THAN THE EYE (1996) o ONE MORE FOR THE ROAD (2002), merecen también nuestra atención. Novelas como FROM THE DUST RETURNED, donde volvemos a encontrarnos con los entrañables miembros de la Familia Elliott, como el inolvidable Tio Einar, o FAREWELL, SUMMER, donde regresamos a Green Town, Illinois para una visita final, son libros especiales para mí. No, quizá no son esos los libros que serán leídos y releídos por incontables futuras generaciones. No aportan nada nuevo, sino son más bien retornos a caminos ya recorridos. Pero en cierta forma, ese era el encanto especial de una historia de Bradbury: el poder internarnos dentro de unos confines familiares que nos recordaban nuestra infancia y nos hacían sentir cómodos. Nos hacían sentirnos seguros. Ese es precisamente el atractivo de SHADOW SHOW. Un último paseo a lo largo de senderos caminados por primera vez por Ray Bradbury.
Ahora si, ni qué añadir, sensei.
ResponderEliminarLo busco en Amazon este mismo fin de semana.
Un abrazo!
Fantastico.
ResponderEliminarLa verdad no se que hariamos sin tu blog, Armando.
Ya me meti en la pagina de Amazon de SHADOW SHOW. Esta noche lo compro!
Gracias gracias gracias por el link de "The Man Who Forgot Ray Bradbury"!!
ResponderEliminarMe dan ganas de leer el de Joe Hill sobre todo (anda imparable ultimamente) y el de Kelly Link. Completamente de acuerdo que más gente debería leerla.
ResponderEliminarUn abrazo.
¿Hugh Hefner y Stan Lee?
ResponderEliminarThe Hef y the Man promocionando un libro??? Jajaja, en qué estaban pensando los editores??
Ya había escuchado buenas referencias sobre el cuento de Gaiman, y la antología se oye buena. Gracias por el tip!
Confieso que soy de esos que no han leido nada del Maestro Bradbury de los ultimos 50 años. ¿A poco seguia escribiendo en los 80s?
ResponderEliminarSin retraso corro a comprar este libro, sensei!
Eres un maestro en hacer que quiera leer autores que nunca me han interesado tanto. Conozco lo esencial de Bradbury, creo, pero hasta ahi.
ResponderEliminarAhora tengo ganas de leer no solo este librito, sino varios de los otros que mencionas.
Carlos,
Eliminarsi logro que UNA sola persona que no leía a Bradbury (o al autor que sea del que estoy hablando esa semana) lo empiece a leer, ¡el blog ha logrado su cometido principal!
Por cierto, en uno de esos casos de sincronicidad accidental a los que mi blog es tan afecto por alguna razón, HOY precisamente seria el cumpleaños de Ray Bradbury.
ResponderEliminarImpecable entrada al blog, Armando. Te felicito! No sé si envidiar tu colección de libros, o tu erudición al escribir sobre ellos. Un abrazo!
ResponderEliminarMe pregunto si a Hugh Hefner le habrán pedido que inspirara su recomendación en sus recuerdos como lector de Bradbury :)
ResponderEliminarLas antologías-tributo, además, pueden crear expectativas que no se cumplen, qué bien que este libro sea bueno por sí mismo y tenga el toque "bradburiesco". Algún día, tal vez, si me lo prestas, lo sabré ;)
Feliz cumpleaños, L.