La semana pasada una amiga me preguntó, entre curiosa y decepcionada, si yo únicamente leía "libros de género". La pregunta no era malintencionada, por lo menos eso quiero creer, pero ya imaginaran mi reacción. No es la primera vez que me quejo de esto, por supuesto. En el blog o en la vida real. Supongo que es hora de simplemente aceptar que la mayoría nunca lo va a entender. Lo veo en las caras de personas que me acaban de presentar, cuando se enteran que "leo mucho" y me preguntan al respecto. Inmediatamente, después que explico que estoy leyendo (casi con toda seguridad) alguna novela de ciencia-ficción, se me quedan viendo como si estuviera bromeando. A continuación alguien intenta cambiar el tema incómodamente…
Supongo que si les digo a estas personas que soy lector de novelitas de suspenso, podría mencionar que estoy leyendo a Dostoievski o a Henry James, o quizá un thriller de Dickens, y se tendrían que callar la boca. Si admito que me gusta el Horror aparentemente debo decir que me gusta Poe, en vez de molestarme en explicar quién era Lovecraft. Si confieso que soy fan de las aventuras hay que mencionar el nombre de Dumas, en vez de a Robert E. Howard. ¿Misterios? Soltar el nombre de Umberto Eco, y no el de Max Allan Collins.
Lo que nos lleva, algo indirectamente, al punto contrario. Es decir, esos escritores consentidos de la crítica y adorados por los pseudo-intelectuales de todas partes, que de vez en cuando si logran escribir historias tan buenas como las de cualquier autor de género. Si les gustan los relatos de espada y hechicería de Fritz Leiber (¿y a quién no le gustan?), por ejemplo, les va a encantar la novela de GENTLEMEN OF THE ROAD de Michael Chabon, quien probablemente no tiene que preocuparse en competir por Hugos y Nebulas cuando ya hasta un Pulitzer tiene en sus vitrinas. Mi libro de esta semana, y la razón de todo esto, fue WHITE IS FOR WITCHING de Helen Oyeyemi, a quien mucha gente ya la ha comparado con Toni Morrison, ganadora ya no solo del Pulitzer sino hasta del Nobel en literatura (que personalmente a mi no me agrada tanto, les confieso). Interesantemente, WHITE IS FOR WITCHING es sobre fantasmas y casas embrujadas. Por alguna razón, los fantasmas parecen ser más aceptados por los intelectuales que los vampiros u hombres lobo. Solo hay que recordar EL JUEGO DEL ÁNGEL de Carlos Ruiz Zafón.
Helen Oyeyemi, nacida en Nigeria y educada en Inglaterra, explotó en la escena literaria apenas en el 2005 con su THE ICARUS GIRL (sorprendente novela sobre una joven muchacha que ama los haikus y a Shakespeare, que escribe en los márgenes de sus novelas favoritas para "mejorar los finales", de madre nigeriana y padre ingles y que no pertenece a ninguno de los dos mundos… y su amiga imaginaria, por cierto, que discretamente jalaba a la novela a nuestro pequeño gueto de lo fantástico), que acabó ganando quién sabe cuántos premios de crítica internacional. Lo que no era tan conocido es que ella tenía 22 años de edad cuando se publicó (y aparentemente solo tenía 18 cuando lo escribió). Su segunda novela, THE OPPOSITE HOUSE, salió un par de años después y demostró que el éxito de la primera no era un accidente, mezclando otra vez detalles autobiográficos con una fascinación clara por el mundo sobrenatural (en este caso la santería y otras religiones caribeñas, en especifico la diosa Yemaya Saramagua). De nuevo, la mayoría de los críticos literarios decidieron pasar por alto esos "detallitos ridículos" sobre dioses africanos y se fijaron únicamente en la historia de la protagonista. Está bien. A cada quien lo suyo…
Lo que no quiere decir que algunos de nosotros no estamos poniendo atención y dejando de reconocer que alguien de los nuestros se ha logrado infiltrar al estratosférico mundo de los intelectualoides. De hecho, empecé a leer WHITE IS FOR WITCHING por una recomendación del mismísimo China Miéville, que usualmente sabe de lo que habla, cuando la comparó favorablemente con THE LITTLE STRANGER de Sarah Waters, que es todo lo que yo necesitaba saber para comprarla de inmediato.
WHITE IS FOR WITCHING trata sobre Miranda, recién salida de una institución mental poco después de la muerte de su madre y sus intentos por reiniciar una vida normal en la antigua mansión de la familia al sur de Inglaterra (ahora convertida en una casa de huéspedes por su padre). Desgraciadamente la casa tiene sus propias ideas de lo que es bueno para Miranda y lo que no lo es (la madre de Miranda, así como su abuela y tatarabuela tuvieron un problema similar). Esencialmente es un cuento gótico sobre una joven muchacha incapaz de lidiar con la pérdida de su madre. Miranda enfrenta su tristeza desarrollando un extraño desorden alimenticio llamado pica (que yo nunca había escuchado, pero que aparentemente ocurre en la vida real). Supongo que su bizarro comportamiento le recordara a algunos a la joven viuda en la novela corta THE BODY ARTIST de Don DeLillo de hace 10 años, casualmente otra obra donde un "autor serio" recurre a un fantasma para lograr explicar un punto. Por supuesto, no es la primera vez que desordenes alimenticios o jóvenes mujeres perdiendo la cordura aparecen en las novelas de Oyeyemi.
Siempre es interesante leer novelas en ingles sobre personajes locales escritas por autores nacidos en otros países, como por ejemplo Kazuo Ishiguro (THE REMAINS OF THE DAY). Es como leer "Heart of Darkness" de Joseph Conrad, quien solo aprendió a hablar inglés hasta que tenía más de 30 años. Hay algo verdaderamente distinto, alieno, en su manera de usar el lenguaje y su manera de pensar. Ciertamente, hay algo muy distintivo en la prosa de Helen Oyeyemi. Cada palabra bien pensada de antemano, logrando una cadencia de sonidos ligeramente fuera de lo normal. Una voz más que lirica, casi poética. Me recuerda en muchos casos los cuentos más alucinados de Caitlin R Kiernan, como "Madonna Littoralis" o su "The Sea-Troll's Daughter", o el mismo "Andromeda Among the Stones" que mencioné en la página de Cthulhu de hace un par de semanas. Quizá algunas de las obras más ambiciosas de Tanith Lee, como THE SECRET BOOKS OF PARADYS. Es una voz que a pesar de su juventud revela un dominio sobre su oficio que parecería venir de años y años fogueándose en las trincheras editoriales.
¿Por qué, entonces, insiste esta prometedora escritora en introducir elementos fantásticos en sus narrativas realistas? ¿No tendría aun más éxito dándole a los críticos lo que quieren y abandonando esos toques de excentricidad? Quizá, como en el caso de la ya mencionada Toni Morrison y su famosísima BELOVED (aparentemente a todos los habitantes del planeta menos a mi les encantó), o como las visiones de pesadilla de SONG FOR NIGHT del también Nigeriano Chris Abani (sus relatos autobiográficos sobre su tiempo en las cárceles de su país son si acaso todavía más implacables que los de Solzhenitsyn), Helen Oyeyemi se ha dado cuenta que las convenciones ordinarias de la literatura realista a veces son insuficientes para describir ciertos eventos. Ciertos actos de crueldad o crímenes que no pueden ser descritos apropiadamente de otra manera.
Efectivamente, la premisa de una casa embrujada (por falta de un término más exacto) parecería de novelita barata. Hasta existe un cementerio de tumbas anónimas del otro lado de la calle. Pero Oyeyemi es demasiado hábil como escritora. A la mitad del libro, cuando Miranda abandona la casa y va a la universidad y conoce otros personajes la trama se convierte en algo más (aunque pierde algo de coherencia, en mi opinión). Hay momentos en que la historia de su nueva amiga, una emigrante de África, (y aparentemente no abundan las estudiantes de piel negra en Cambridge aun hoy en nuestros días) casi se apodera del libro. Es una novela literaria primero y una historia de fantasmas segundo. Pero al final del día, es una historia de fantasmas, con el final que ya pueden esperar. No importa que tanto se aleje Miranda, la casa siempre la acompañara. Debo aclarar que la ya mencionada prosa de Oyeyemi, a pesar de su belleza, probablemente no es para todos (las primeras 4 páginas son un verdadero reto para el lector), así como la estructura del libro, con su multitud de narradores (incluyendo la casa misma) y su narración no-lineal y fragmentada. A mí me gusto, es todo lo que les puedo decir. Me atraen esos libros que no vienen pre-masticados como les gusta a los gringos y que exigen que el lector deba pensar un poco aunque sea.
Tengo la sensación que en el futuro van a recordar a Helen Oyeyemi como una escritora de fantasía y horror de primer orden, aunque esto no le agrade a ciertos "expertos" literarios, de la misma manera que hoy recordamos a Shirley Jackson no por sus novelas realistas sino por su extraordinaria THE HAUNTING OF HILL HOUSE (la novela favorita de Stephen King y de otros como Gaiman), así como por libros como WE HAVE ALWAYS LIVED IN THE CASTLE, y cuentos como "The Lottery".
Ahora, si no les molesta, después de leer un libro tan intelectual, voy a dedicar el resto de la semana con alguna novelita de Dennis Wheatley. Algo sobre arañas satánicas Nazi, o algo por el estilo.
WHITE IS FOR WITCHING es excelente! (Aunque estoy de acuerdo que a la mejor no es para todos)
ResponderEliminarMe sorprende que apenas lo estes leyendo. De hecho, ya tiene algunos añitos. Creo que ya hasta sacó otra novela.
Como siempre, maravillosa página!
Curioso que menciones THE LITTLE STRANGER de Sarah Waters.
ResponderEliminarLo tengo en mi lista de espera y precisamente estaba decidiendo si empezar a leerlo este fin de semana o no.
Si tu (y China Mieville) recomiendas este de Helen Oyeyemi, ahora mismo lo busco en Amazon!
Siempre es bueno enterarse de alguna chava escritora que no conocia con anterioridad, y esta Helen Oyeyemi se oye muy bien.
ResponderEliminarCon cuál me recomiendas q empiece? Con este del que hablas hoy, o su primer libro?
THE ICARUS GIRL es en cierta forma una novela perfecta, pero en tu caso yo te recomendaría que iniciaras con WHITE IS FOR WITCHING.
EliminarNo cualquier novela recibe recomendación de Armando y de China Mieville, jaja.
ResponderEliminar¿Qué no Sarah Waters es la que escribe novelas de lesbianas en la época Victoriana?
Me imagino que estabas bromeando al final, pero de hecho hay un cuento muy bueno de Dennis Wheatley sobre una araña intentando meterse al cuarto de una persona que es verdaderamente escalofriante!
ResponderEliminarDe pura casualidad tienes idea del título, jajaja?
(Lo leí de chavito y siempre lo he querido volver a leer)
Jajaja,
Eliminar"The Haunting of Toby Jugg", cómo no!
Es verdaderamente escalofriante como tu dices...
Yo ya había escuchado algo sobre Helen Oyeyemi, sobre todo lo de que era la nueva Toni Morrison... y esa es la razón por la que la había ignorado, jajajaja! (Yo tampoco soy muy fan de BELOVED. Se me hace cursi y sobrevaluado)
ResponderEliminarVoy a intentar este de WHITE IS FOR WITCHING.
Sobre todo porque tu comparación con Shirley Jackson es muy apropiada.
Un saludo, sensei!
Bien por usted, señor! Yo pensaba q yo era el unico que habia leido WE HAVE ALWAYS LIVED IN THE CASTLE (obviamente el que todos han leido es el de THE HAUNTING OF HILL HOUSE, sobre todo porque Stephen King nunca se cansa de recomendarlo)
ResponderEliminarLa narradora (y el resto de su familia)... esos si son escalofriantes!
Tu leíste THE SECRET BOOKS OF PARADYS????????
ResponderEliminarYes!!!!!!!!!!
Jajaja, por eso eres tu, Armandito.
Soy mega-hiper-fan de esos 4 libros (de Tanith Lee en general, pero sobre todo de esta tetralogía).
Los leía una y otra vez cuando estaba en la secundaria, jajaja, como buena niña freaky, jajaja.
Me encanta el blog!
Jaja, muchas gracias, Val (dificil imaginarte como "niña freaky" en la secundaria)
EliminarA riesgo de echar a perder el momento (jajaja) te confieso que me gustó más THE BOOK OF THE DAMNED que THE BOOK OF THE BEAST, y que algunos de los cuentos en THE BOOK OF THE DEAD se me hicieron flojones. Eso si, THE BOOK OF THE MAD remata toda la tetralogía con broche de oro, estoy de acuerdo.
Un saludo!
Casi lamento ser la que disienta, pero disiento. No con la recomendación, de la que tomo buena nota, porque se antoja mucho leer a Oyeyemi, sino con el antagonismo de literatura-realista vs. literatura-de-género. Es una discusión demasiado vieja (y yo siempre acabo de abogado del diablo en ambos bandos), pero ahí va una vez más: ¿por qué tendrían que ser excluyentes entre sí?
ResponderEliminarQue esos intelectuales que mencionas digan misa parados de manos, pero no veo por qué insistir en que los lectores de mainstream no aprecian la CF, la fantasía, el horror y demás yerbas; una, porque no es necesariamente cierto; y, dos, en cualquier caso ellos se lo pierden. Y eso de que los "intelectuales" parecen aceptar mejor a los fantasmas que a otras criaturas, pues no estoy tan segura, pero me aventuraría a decir que tal vez se trata de que los fantasmas forman parte de un cierto imaginario cotidiano y los guampiros son menos 'usuales' en (por ejemplo) las historias familiares que cuentan los tíos.
Eso, por un lado, por el otro: las etiquetas son siempre pobres y, en muchos casos, acaban estorbando más que ayudar. Dostoyevski, ese parangón del realismo más realista por decimonónico y de largo aliento, puede ser tan acojonante como Lovecraft (para mí, de hecho, más acojonante, porque Lovecraft nunca acabó de encantarme del todo, soy una hereje) y Úrsula K. Le Guin una esteta del lenguaje y erudita, más interesante y fina que la mitad de lo que se ha publicado en Anagrama. So... a qué tanta alharaca con dividir la literatura. Hace años que autores como Calvino, Cortázar, Borges (líbranos señor del lugar común, pero déjanos acudir a él cuando lo necesitamos)... nos enseñaron que las barreras entre unos y otros géneros no sirven más que para tirarlas a fuerza de palabras.
No te atragantes de realismo, Armando, creyendo que luego tendrás que sumergirte en cloro, no te preocupes, no te va a pasar nada :P
Bueno, de hecho, si estoy entendiendo tu argumento, entonces no estamos disintiendo en nada.
EliminarYo no soy el que pone las etiquetas. Yo leo alegremente de todo (y solo incidentalmente me fijo si el resto de la gente lo considera Ciencia-Ficción o Fantasía o Horror o lo que sea). Los que ponen las etiquetas son OTROS, y ese es precisamente mi punto.
Yo también estoy de acuerdo que los que se lo estan perdiendo son aquellas personas que no leen libros maravillosos solo porque en la portada les avisan que es CF o Fantasía. De hecho, lo dije en la página de arriba.
Estaba a punto de contestar al comentario anterior pero me ganaste (y creo que lo hiciste mejor que lo que yo iba a poner)
ResponderEliminarEfectivamente, Armando NO es el que esta fomentando estas etiquetas (que estoy de acuerdo que aunque a veces son utiles, también acaban siendo muy limitantes). Si vuelves a leer el texto veras que el punto es exactamente que se esta quejando contra esas personas que nos quieren imponer esas etiquetas.
Ya se habían tardado en atacarte, Armandito.
ResponderEliminarSeguramente ofendiste a alguien que trabaja en alguna editorial, jajaja!
(Y lo peor del caso es que Moises tiene razón. De hecho, tu no estas argumentando lo que esta persona esta alegando, sino TODO LO CONTRARIO!!)
Naaah, cuál ataque. Disentí y, por lo que dicen los demás, interpreté erróneamente (me perdí de la ironía). Ya releí el post y sigo opinando exactamente lo mismo; aunque, como apunta el autor, en realidad resulta que estamos de acuerdo.
ResponderEliminarAh, se me olvidó añadir al comentario anterior: Armando, si encuentras algo sobre arañas satánicas nazis ¡yo quiero leerlo! Suena demasiado bueno para ser verdad ;)
Por cierto, ayer me llegó ICARUS GIRL por correo.
ResponderEliminarComo mis planes vacacionales se vinieron abajo a ultima hora, voy a dedicar este fin de semana a leerlo!
El lunes te doy mis comentarios, jajaja!
¿Qué no te dije arriba (me encanta cómo me hacen caso, jajaja) que empezaras con WHITE IS FOR WITCHING??
EliminarNo, no!
EliminarCompré WHITE IS FOR WITCHING como me dijiste, pero también me latió lo que platicaste sobre THE ICARUS GIRL, y lo acabé pidiendo luego.
Por alguna razón me llegó primero!!